- Una caída en la cifra de nacimientos, elevada esperanza de vida, envejecimiento de la población, baja tasa de fecundidad… son algunos de los elementos que configuran una situación que algunos describen como invierno demográfico y para los más críticos, circunstancias que nos lleva al suicidio poblacional. Para Unai Martín, que lleva tiempo estudiando los cambios demográficos y, en concreto, su relación con la Sanidad, el concepto de invierno demográfico “es tramposo”.
“Soy muy contrario a esas interpretaciones catastrofistas de la Demografía”, señala Martín. “Creo que estamos mejor que nunca, porque la gente llega a conocer a sus nietos y bisnietos, tenemos una esperanza de vida alta y eso hace que haya más personas con más años, que no significa necesariamente que la población envejezca, porque las edades también se redefinen. Hay una interpretación catastrofista cuando realmente la situación demográfica no lo es. El envejecimiento es que las personas llegan a ser mayores y estaremos de acuerdo en que es un proceso bueno. Lo mismo respecto a la natalidad, si es mucha o poca es difícil de saber porque no es una cuestión técnica, sino ideológica. No hay un número ideal de nacimientos y, por supuesto, ahora no hay un número ideal que sea igual al que se podía considerar ideal hace cien años, porque la sociedad es muy distinta”, asegura el profesor de la UPV/EHU.