- El obispo emérito de São Félix do Araguaia (Brasil), Pere Casaldàliga, murió ayer sábado, según informó vía Twitter la Asociación Araguaia con el Obispo Casaldàliga (Barcelona) y la Asociación Ansa (Brasil). Conocido como el obispo del pueblo, falleció en el hospital de la ciudad de Batatais, en el Estado de São Paulo, adonde fue traslado esta semana para intentar tratar problemas respiratorios, agraviados por el Parkinson que sufría hace años, añadió la Tarraconense. "Con profunda tristeza lamentamos comunicar que Pedro Casaldáliga ha muerto en el día de hoy a la edad de 92 años", señaló el tuit. "Con mucho dolor, pero seguros como él lo estaba de su llegada a la Casa del Padre, os informaremos de los actos de despedida", añadió la cuenta de Twitter, creada para divulgar las causas y el trabajo del obispo. Se prevé que sus restos sean trasladados a Sâo Fèlix do Araguaia para ser enterrado allí.
El obispo Pere Casaldàliga fue uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación y vivió más de 50 años en São Félix do Araguaia (Brasil), donde luchó por los derechos de los pueblos indígenas y defendió a los campesinos y peones frente a terratenientes y latifundistas. Recibió la Creu de Sant Jordi de la Generalitat y fue candidato al Premio Nobel de la Paz en 1990 por ser "la voz de los que no tienen voz", como lo definió el impulsor de esta candidatura, el argentino Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
En 1968 viajó a Brasil en una misión en Mato Grosso, en la Amazonia, donde conoció de primera mano la pobreza y la enfermedad en que vivían algunas comunidades indígenas, y ejerció una labor que le valió el sobrenombre de el obispo de los pobres. En esa época empezó su actividad militante contra las explotaciones y abusos de los terratenientes a los campesinos de la región, que denunció en el informe Feudalismo y esclavitud en el norte de Mato Grosso en 1970.
En Mato Grosso fundó una escuela y un pequeño centro médico, en una misión que posteriormente se convirtió en prelatura: la prelatura de São Félix do Araguaia, de la que fue proclamado obispo el 23 de octubre de 1971 por el papa Pablo VI. Debido a su actividad militante, terratenientes y poderosos de la zona le advirtieron de que dejara a un lado estas reivindicaciones, que plasmó en más de 100 obras en las que abogó por la Teología de la Liberación, la justicia y la paz.
Tras ser nombrado obispo sufrió varios intentos de asesinato y ataques a su prelatura, como recogió en su libro La muerte que da sentido a mi credo. Diario 1975-1977, y reafirmó su compromiso a la paz y rechazo a la violencia, la lucha armada y cualquier tipo de dictadura.
Durante los años 80 defendió y trabajó por la paz en Latinoamérica, continente en el que veía una "unidad de destino" necesitada de una resurrección evangélica.
Tras regresar a Brasil siguió defendiendo los principios de la Teología de la Liberación y la importancia de la labor de la Iglesia con los pobres como obispo, cargo que ejerció hasta 2003, cuando presentó su renuncia ante el Papa a los 75 años, y pasó a ser obispo emérito. En Brasil, la Asociación Ansa sigue con su labor en defensa de los derechos de los campesinos e indígenas.