Vitoria. "¿Qué voy a hacer con los niños estos días?", es la pregunta que se hacen los padres de los alumnos de uno de los tres colegios que ya han cerrado sus puertas en Vitoria por la llegada del coronavirus a sus aulas, una infección que tiene como víctimas principales a los más mayores, por lo que los abuelos no son la mejor opción.

La noticia del cierre de la ikastola Odon de Apraiz, ubicada en un barrio de Vitoria, ha sorprendido a los padres y las madres en el patio del centro educativo minutos antes de que este abriese sus puertas. Ha sido el primer colegio de la ciudad afectado por esta medida de contención, pero no va a ser el único, ya que el Gobierno Vasco ha tomado la misma decisión para todos los centros de todas las etapas educativas de Vitoria.

Un whatsapp enviado a los padres desde la dirección ha anunciado la clausura del colegio "hasta nuevo aviso, ante los casos de coronavirus que se han dado en la ikastola". A partir de ahí, a la preocupación por la posible aparición de infectados entre los niños, se ha sumado la de la conciliación.

Amaia, una madre que tiene a dos niñas en el centro, reconoce que el hecho de que ella y su marido trabajen a turnos facilita la situación, pero no la resuelve, porque aun así les obliga a pedir flexibilidad para entrar y salir de sus trabajos para que sus niñas, de 5 y 8 años, no se queden solas en casa.

"Mis padres están en el pueblo, pero les he llamado para decirles que no vuelvan a estar con las niñas. Las personas mayores son un colectivo de riesgo. Los abuelos no son una opción", advierte esta madre que trabaja en un centro sanitario de la capital alavesa.

Sea o no una opción, en los supermercados y parques cercanos a este popular barrio de la capital alavesa se ha podido ver esta mañana a niños con sus abuelos, que se han tenido que hacer cargo de los nietos ante la premura del aviso de cierre del centro.

Amaia, al igual que Ana, se queja de la falta de información y de previsión del Gobierno Vasco, ya que la situación era conocida desde el pasado viernes, día en el que la dirección informó de la problemática a los alumnos de la profesora infectada, pero el Departamento de Educación no avanzó ninguna medida drástica.

"Hay una desinformación total. No es normal que Educación lo supiese desde el viernes y no haya decidido nada hasta esta mañana", lamenta Ana, que se enfrenta a un panorama complicado durante los próximos 15 días no solo en este centro, sino en todos los de Infantil, Primaria y Secundaria de la ciudad, donde tampoco abrirán las guarderías y las universidades como medida de contención.

La niña de Ana, de ocho años, estaba ya en la ikastola en el servicio de custodia previo a la apertura del centro. "El aviso me ha pillado en el trabajo y gracias a que la 'ama' (madre) de una compañera de mi hija se ha ofrecido a llevarla a su casa", explica esta madre, que hoy cuenta con el apoyo de otra familia que también sentará a su mesa a comer a otros dos niños cuyos progenitores no han podido salir del trabajo.

Ana y su marido no saben qué harán con sus hijos durante esta quincena. "Nos turnaremos para llevarlos al trabajo", comenta al dejar claro que ante la mínima posibilidad de que la niña esté ya contagiada la casa de los abuelos queda descartada.

Frente a los "momentos de nerviosismo e incertidumbre que se han generado" la AMPA de la ikastola ha hecho un llamamiento a la calma a las familias, que tienen por delante 15 días muy complicados para conciliar vida laboral y familiar.