Bilbao - No es por desanimar al personal, pero muchos propósitos de Año Nuevo quedarán en papel mojado. “Hay personas que un trimestre hacen una cosa, otro otra y van dando palos de ciego”, afirma la doctora en Psicología Araceli Medrano, para quien “la fuerza de voluntad, la motivación, los hábitos y los objetivos que queremos lograr son factores muy importantes para mantener esa decisión de cambio que hemos tomado”.
¿Por qué nos proponemos retos con el cambio de año?
-Porque las fechas siempre marcan un antes y un después en la vida y más cuando finaliza el año y comienza uno nuevo. También hay que tener en cuenta el lenguaje: año nuevo, vida nueva va asociado siempre a propósitos, a todo aquello que no nos gusta de nosotros mismos y queremos cambiar, desde lo más superficial a lo más profundo. Por ejemplo, hacer una dieta o ir al gimnasio es como una puesta a punto de nuestro ser a través de nuestro cuerpo, por lo que son dos propósitos importantes.
¿Es la fecha un revulsivo eficaz o pasado un tiempo se diluye?
-La fecha es muy importante porque desencadena el inicio del cambio, pero conseguirlo depende de cada persona, de su motivación, voluntad, capacidad de disciplina y hábitos adquiridos. Hay gente que mantiene su propósito y personas que se desinflan porque no tienen una verdadera motivación y solo con la fuerza de voluntad no basta para lograr objetivos.
Cuando uno no logra su reto, ¿llega la culpa, la frustración...?
-Surge cierto sentimiento de que algo está fallando, de que no he sido capaz. Hay personas que son muy impulsivas y piensan que con el simple propósito llega el logro y entonces sí que aparece la frustración. Evitarla es muy sencillo.
¿Podría explicar cómo hacerlo?
-Si uno se ha propuesto dejar de fumar y no puede, quizás tenga que preguntarse cuáles son los factores que le llevan a fumar. Normalmente es un hábito adquirido, hay factores de ansiedad latentes... Al hacerse esa pregunta, puede buscar otros apoyos más reales, que impliquen también pedir ayuda para dejar ciertos hábitos que no son fáciles de dejar solos.
¿Qué decirle a un familiar que nos cuenta un propósito que sabemos que no va a lograr?
-Habría que preguntarle: ¿no crees que, como ese objetivo conlleva cierta dificultad, sería mejor ponerte en manos de un especialista? Hay personas que hasta que no tocan fondo no cambian de actitud, pero ya les hemos dejado una puerta abierta para que, cuando eso suceda, puedan decirnos: oye, aquello que me dijiste, creo que tenías razón, ¿conoces a alguien que me pueda aconsejar? Esta persona ha tenido un propósito, pero la mente no es mágica, no tiene el poder de cambiar las conductas, hay que hacer más cosas.
¿Quiénes se dejan influenciar más por las campañas de publicidad de inicios de año?
-Los jóvenes o adolescentes son más propensos a dejarse arrastrar por estas campañas porque no han tenido la experiencia de frustración ni de saber que solo por apuntarse no van a tener una conducta constante. Un adulto, a no ser que sea muy impulsivo, no se va a dejar atrapar porque sabe que el deseo no significa la obtención del logro.
¿Hay muchas personas ‘reincidentes’ que se plantean el mismo propósito año tras año?
-Sí, yo conozco a muchos reincidentes, por ejemplo, con el tema de las dietas, pero hay que discernir los que se lo proponen y no lo logran porque ha habido unas dietas erróneas y un mal diagnóstico. Otra gente fracasa porque hay factores de ansiedad u obsevivo-compulsivos. Se ponen un tiempo a dieta y luego hacen todo lo contrario. A mayor presión, mayor descontrol y van pasando de una fase a otra. En este caso, tienen que pedir ayuda a profesionales, ya sean médicos, psicólogos o nutricionistas.