Bilbao - Los entendidos llevan tiempo alertando de que el suicidio es un problema de salud pública y de que hay que hablar de ello. ¿Cuál es la mejor forma de abordar el tema?
-Ante todo con objetividad, respeto y precaución. Puesto que el suicidio es una de las principales causas de muertes no naturales en nuestro medio y dado que muchas muertes por suicidio son prevenibles, tenemos la obligación de extender a todas las personas y agentes de nuestra sociedad el conocimiento que existe en torno a los factores de protección, posibles factores de riesgo y desencadenantes, y recursos disponibles para su prevención.
¿Cómo se visibiliza esta realidad?
-Sin sensacionalismos y nunca debe trasmitirse el mensaje del suicidio como opción ni glorificarse a la persona fallecida, puesto que ello podría producir un efecto contagio, sobre todo entre las personas más jóvenes. Por el contrario, si el acercamiento al suicidio se realiza partiendo de un mensaje de esperanza y compartiendo información útil para su prevención y abordaje, los medios de comunicación pueden desempeñar un importante papel protector.
¿Por qué se suicidan las personas?
-El suicidio ocurre por la concurrencia de factores de riesgo individuales y ambientales, ausencia de suficientes factores protectores y, habitualmente, presencia de traumas y/o estresores agudos que actúan como precipitantes. A pesar de que nunca podremos saber por qué muchas personas toman semejante decisión, podemos afirmar que gran parte de las personas que deciden poner fin a su vida lo hacen desde la desesperanza más absoluta y presos de un sufrimiento o dolor psíquico inmenso al que no ven salida.
¿Y se pueden detectar?
-Es imperativo capacitar a la comunidad en la detección de las personas que sufren, lo que incluye a personas que padecen trastornos mentales, son víctima de cualquier tipo de violencia o acoso, o se encuentran inmersas en un momento vital especialmente traumático, entre otras. Aunque todas las enfermedades mentales asocian un riesgo mayor de suicidio, es la depresión el trastorno más frecuentemente asociado. El diagnóstico precoz de los cuadros depresivos y la accesibilidad a tratamientos eficaces se ha mostrado una medida muy eficaz en la prevención del suicidio. También la adquisición desde la escuela de una adecuada resiliencia y de habilidades de afrontamiento frente a situaciones sobrevenidas adquieren una gran importancia preventiva.
¿Siempre hay señales?
-Aunque no siempre existen señales y por tanto debamos reconocer que la prevención de todas las muertes es una tarea imposible, muchos mensajes pueden pasar desapercibidos. Partimos de la premisa de que es el grupo, la interacción social efectiva, el agente preventivo más eficaz. Por ello debemos mantenernos vigilantes antes las personas aisladas e instruir a todas las personas desde la infancia en las habilidades necesarias para comunicar y compartir sus emociones en un clima se seguridad y confianza. La presencia de ideación suicida o la mera comunicación de un sufrimiento intenso exige la valoración urgente por parte de un especialista.