Donostia - La joven guipuzcoana que falleció el año pasado cuando se quitó la vida no solo fue objeto de inducción al suicidio mediante el reto de la Ballena azul, también de un proceso de suicidio colectivo internacional dirigido por un joven de 17 años desde Argentina.
El caso, publicado ayer por NOTICIAS DE GIPUZKOA, lo recoge genéricamente la memoria de la Fiscalía del País Vasco relativa a 2018, en la que describe que el Ministerio Fiscal de Gipuzkoa abrió diligencias por sendos hechos y las remitió por inhibición a las fiscalías de Barcelona y Argentina, ya que los dos menores que cometieron los presuntos delito de inducción al suicidio residían allí.
La Fiscalía explica que tuvo constancia de dos delitos de inducción al suicidio que tenían “como punto de conexión que la víctima es la misma”, en concreto una menor tutelada por la Diputación de Gipuzkoa.
Fuentes vinculadas con el caso explicaron a Efe que la menor acabó suicidándose en septiembre de 2018, aunque consideran que resulta difícil determinar si el detonante final de este hecho fueron las instrucciones que la joven recibió a través de las redes sociales.
De hecho, el suicidio colectivo inducido desde Argentina fue frustrado por una investigación de la Ertzain-tza que acabó con la detención del infractor el 11 de agosto de 2017 por parte de la Policía Federal del país suramericano. El arresto se produjo seis días antes de la fecha pactada por el grupo que dirigía el arrestado, compuesto por la menor guipuzcoana, un mexicano y cuatro argentinos.
La Ertzaintza aclaró que, aunque era similar, no se trataba de un caso de Ballena azul porque no existían fases progresivas hasta llegar al suicidio. Sin embargo, según describe la memoria de la Fiscalía, la joven guipuzcoana también comenzó a jugar a la Ballena azul, un juego con 50 retos, el primero de los cuales fue “realizarse un corte con un cuchillo en la mano escribiendo ‘F57’”.
La víctima debía enviar la fotografía del corte a la persona que se denominaba curadora, según indica la Fiscalía, que añade que “el último reto es el suicidio”, aunque previamente hay que superar otras pruebas que consisten en “ver películas de terror, andar por los tejados, andar por las vías del tren y hacerse cortes en el cuerpo todos los días”. “La joven tristemente acabó suicidándose”, a pesar de “todas las medidas de protección adoptadas por el ente foral”, hecho que se comunicó a la Fiscalía de Barcelona y a la de Argentina, precisa la memoria.
Un año antes, en mayo de 2017, la Ertzaintza reveló que había iniciado una investigación por un caso de Ballena azul en Errenteria, que estaba en “una fase muy inicial del proceso” y unos meses después se volvió a detector otro en el territorio. - Efe