madrid - Ángel Hernández pudo dormir la noche del jueves al viernes en su casa tras quedar en libertad y prestar declaración por ayudar a morir a su esposa, María José Carrasco, enferma terminal, y aseguró que no tiene miedo y que está muy tranquilo porque su esposa ha dejado de sufrir. “He dormido muy bien esta noche, llevaba 48 horas sin dormir y no había podido dormir en los calabozos, ha sido imposible; afectado, allí encerrado, no he podido hacer el duelo de mi mujer, estoy muy cansado”, explicaba Ángel Hernández en su domicilio, donde había convocado a los medios de comunicación.

Quería hacer declaraciones, no para que le presten apoyo tras ayudar a su mujer a acabar con su sufrimiento, sino para seguir con la batalla de la regulación de la eutanasia y para que otras personas no tengan que padecer los fuertes dolores que desde hace meses tenía María José. “Si yo os doy estas entrevistas no es por mí, ni por mi mujer porque ya ha fallecido, sino por lo que ha quedado y por lo que queda, la gente que está en la misma situación que mi mujer”.

Reclamó una ley de regulación de la eutanasia que -recordaba- “está en el Parlamento, se ha intentado que se aprobara pero tanto el PP, como Ciudadanos la han bloqueado”. “Lo que me interesa no es que me apoyen y que reconozcan qué valiente he sido o lo que hemos hecho, sino que sirva para que la eutanasia se apruebe, por el sufrimiento que estamos padeciendo muchísima gente, como mi mujer”, insistía.

Reconoció que tomar esa decisión ha sido “terrible” y destacó que la valiente ha sido María José “porque es difícil decir se acabó”. “Nosotros que no somos creyentes, sabemos que esto es el final y claro, ella tenía muchas ganas de que acabara esto y mucho miedo por lo que me pudiera pasar”.

Cree que lo que ha hecho es “un acto de solidaridad”. “Ella lo quería hacer, no lo podía hacer y yo le he prestado mis manos”. “En la situación en la que se encontraba ella, que ya era sufrimiento, que ya era refractaria a los medicamentos, a la morfina, ya los médicos le querían cambiar a otro medicamento y yo dije no, ya no puede ser que siga sufriendo”, relataba con la mirada cansada.

Ángel aseguraba que no tiene mucho interés en contactar con políticos y sindicatos, aunque sean ellos los que tienen que impulsar y decidir en el Parlamento si se regula la eutanasia. Ahora la prioridad es recuperarse, física y psíquicamente, añadía. “Tengo que cuidarme, yo tengo dolencias a consecuencia de la enfermedad, tengo una hernia discal, tuve una hernia umbilical por los esfuerzos”. “No tengo miedo, estoy tranquilo porque mi mujer ha dejado de sufrir eso es lo importante”, señalaba Ángel Hernández, quien expresaba el abandono que han sufrido por parte de la Comunidad de Madrid. Así, la abogada de Ángel aseguró ayer que le conoció el pasado octubre porque quería impugnar la decisión de la Comunidad de Madrid de denegarle una residencia temporal a ella mientras él se operaba de una hernia. - Efe