PAMPLONA - Dos antiguos alumnos del colegio religioso Padres Reparadores de Puente la Reina-Gares han denunciado públicamente los abusos sexuales que sufrieron en los años 70 a manos de uno de los sacerdotes del centro, ya fallecido. Una de las víctimas asegura que un hermanos suyo, que se suicidó hace unos años, dejó escrita una carta en la que le relataba los abusos sufridos cuando era niño.

Los testimonios, emitidos en el programa Hoy por hoy de la Cadena Ser, hablan de abusos cometidos por el sacerdote Basilio Senosiáin, que ejercía como médico en el centro educativo ubicado en Puente la Reina-Gares, que actualmente es conocido como el seminario “el Crucifijo” y alberga a adolescentes que se preparan académicamente cursando educación secundaria y bachillerato.

Una de las víctimas explicó que cuando tenía 12-13 añosde edad cayó enfermo y fue tratado por el cura en la enfermería, lugar donde sufrió los abusos sexuales por parte del religioso, que aprovechaba que el resto de alumnos internos y profesores estaban en clase para realizar los tocamientos y demás conductas ilícitas.

Este hombre, que telefoneó a su madre después del primer episodio para pedirle que le sacara del centro, decidió mantener en secreto los abusos durante años, hasta que se lo contó a su futura esposa antes de la boda. “Fue terrible. Cuando te pasa algo así te trastorna la vida tanto que dejas de ser niño, tu vida cambia para siempre. Yo no pedí ayuda a nadie”, lamentó.

Años después, esta persona supo que su hermano también fue víctima de abusos por parte del mismo sacerdote, ya que así se lo confesó éste en una carta que escribió antes de quitarse la vida. En la misiva narraba los abusos con todo detalle, comentó el entrevistado.

SIN RESPUESTAS EN EL ARZOBISPADO El hombre tras conocer el caso de su hermano, se puso en contacto con la secretaria del arzobispo de Pamplona y finalmente pudo concretar una reunión en la que no encontró ninguna respuesta. Según le dijo el representante eclesiástico, el Arzobispado tenía “un cuarto donde hay un cajón o una urna, llamémosle así, donde se guardan este tipo de cartas y no vuelven a salir jamás. Evidentemente, no se la entregué”, añadió esta víctima, que afirmó que está seguro de que “no fueron los únicos niños en sufrir esto” y anima a otras posibles víctimas a denunciarlo.

Otro de los testimonios recogidos por la Cadena Ser señaló que los alumnos no caían enfermos del miedo a entrar en la habitación del padre Basilio Senosiáin. Así recuerda Fermín, los abusos que él vivió y, que, según señala, eran algo habitual en el centro aunque no se atrevían a denunciarlo. “No se nos ocurría ni decirle a los aitas ni decirle al director porque allá todo lo solucionaban a base de palos, te lo tragabas, te lo tragabas hasta que un día hablando entre nosotros y había mucha gente que estaba con el mismo tema”, explicó esta persona. - D.N.