donostia - El Aita Mari y el buque de la ONG catalana Proactiva Open Arms siguen siendo noticia por motivos ajenos a su voluntad. Las directrices marcadas desde Madrid mantienen a ambas embarcaciones en tierra, lo que ha suscitado enorme incomprensión de un amplio sector de la sociedad y de todos los partidos de la oposición, que durante los últimos días han solicitado explicaciones. Todos ponen en cuestión la gestión del Ejecutivo en política migratoria. La creciente presión ha obligado finalmente a mover ficha, y el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y la secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, comparecerán la semana que viene en el Congreso de los Diputados para explicar por qué ambos buques no pueden navegar hacia el Mediterráneo central, algo que hace apenas un mes parecía ir en sintonía con la filosofía del gobierno.

Será el próximo miércoles y jueves cuando Rumí y Ábalos comparezcan en la Cámara baja ante las críticas que arrecian en los últimos días por el “seguidismo” de una política europea “despiadada e inhumana”. Lo cierto es que la defensa de vidas humanas no está prevaleciendo por encima de cualquier otra consideración -como propugna la Unión Europea-, tal y como volvió a quedar ayer patente tras la decisión de las autoridades italianas de bloquear el perímetro que rodea la embarcación de la ONG Sea Watch, una de las dos únicas que ahora mismo navegan frente a las costas de Libia.

huir del horror El buque, con 47 inmigrantes a bordo desde hace diez días, está parado a menos de dos millas de Siracusa (Sicilia), en aguas italianas, con una tripulación desesperada tras rescatar a medio centenar de personas que huyen del horror de Libia y se encuentran ahora con un sistemático rechazo sin alternativa alguna. El ministro del Interior del país, Matteo Salvini, no da su brazo a torcer y no autoriza su desembarco, haciendo gala de una política de inmigración con puño de hierro.

El propio ministro aplaudió hace un mes y medio la decisión de la Capitanía Marítima de Barcelona de retener en puerto al buque Open Arms, impidiendo así las tareas de rescate de migrantes en el Mediterráneo central. “Stop a traficantes y ONG, también a la izquierda. En España se dan cuenta de que tenemos razón”, dejó escrito el líder de La Liga en su cuenta de Twitter.

El cierre de puertos de Italia y Malta ha obligado a Madrid a revisar la estrategia diseñada por el Gobierno a la hora de otorgar las autorizaciones. El Ejecutivo se defendió ayer aludiendo a “una política común europea combinada con las preocupaciones humanitarias”. Una declaración de buenas intenciones que, sin embargo, no acaba de marcar una línea coherente respecto a las bases sentadas inicialmente en su política de migración.

No hace ni un mes que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, aseguró que la tramitación para autorizar al atunero vasco salir a la mar sería cuestión de “poco tiempo”, ya que el proceso de estudio estaba prácticamente ultimado. Poco después de estrenar la presidencia, Sánchez también dio instrucciones para que España acogiera al barco Aquarius en el puerto de Valencia. “Es nuestra obligación ofrecer a estas 600 personas un puerto seguro”, dijo entonces.

Desde entonces, la falta de una respuesta unitaria de Europea y la creciente presión de una extrema derecha que no concede el más mínimo margen de maniobra ha provocado el viraje. A este respecto, el PNV pidió ayer explicaciones al gobierno de Pedro Sánchez, porque se ven “síntomas de que España ha endurecido su política migratoria”, según censuró al diputado Mikel Legarda.

Desde las filas del PP también solicitaron que comparezca Ábalos y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. “Las últimas políticas migratorias del Gobierno están marcadas por las contradicciones” y la falta de transparencia “y en cada vaivén se crea inseguridad jurídica”, denunció el diputado Carlos Rojas.

Unidos Podemos también solicitó la comparecencia extraordinaria del ministro de Fomento para que aclare el bloqueo de los dos barcos. “Nos preocupa la crisis humanitaria que se vive en el Mediterráneo. El reto migratorio nos exige a todos superar la tentación partidista en esta materia”, aseveró el diputado de Podemos Marcelo Expósito.

Desde ERC calificaron de “absurdas” las decisiones de bloquear los dos barcos. “Parece que el deber y la moral han quedado relegados a lo más profundo del cajón para seguir con las políticas y los discursos que manan de la extrema derecha”.

Entretanto, el Aita Mari permanecía ayer amarrado en Santurtzi, donde atracó el sábado a mediodía procedente de Pasaia. La ONG guipuzcoana Salvamento Marítimo Humanitario tiene previsto amarrar en los próximos días en el Museo Marítimo Ría de Bilbao, espacio ubicado en lo que fueron las dependencias de los astilleros Euskalduna, en la Margen Izquierda. Aquí permanecerá atracado previsiblemente hasta marzo, a la espera de la respuesta del Ministerio de Fomento, mientras los miembros de la tripulación descansan a la espera de acontecimientos.

Capitanía Marítima de Pasaia ha denegado el despacho al Aita Mari porque el barco va a navegar con un “elevado número de personas a bordo y durante un largo periodo de tiempo”, mientras solo cuenta con certificaciones para hacerlo con 20 náufragos.

El Gobierno central entiende que no se puede garantizar así el cumplimiento de los convenios internacionales respecto a las operaciones de salvamento, extremo que durante el proceso de gestión del proyecto no había sido planteado. Abogados de la ONG ultima el recurso para dejar zarpar al buque al Mediterráneo central. La Administración cuenta con un plazo de tres meses para responder, un compás de espera que para los impulsores del proyecto Maydayterraneo se antoja interminable.

Los letrados pedirán que se agilice el proceso “porque cada día que pasa hay personas que están muriendo en el mar”, extremo que reconoce la propia Dirección General de Marina Mercante.