errezil - Sepultados por la niebla, a ciegas, con dos grados centígrados, una sensación térmica bajo cero y las primeras gotas de lluvia advirtiendo de la amenaza de nieve. “No se ve nada. Está para matarse. Qué vas a hacer, si no se distingue nada”, advertía un agente de la ertzaintza a otro, nada más llegar de reconocer la zona del siniestro. Eran las cinco de la tarde, solo habían hallado los restos mortales de una persona y la niebla ya había enterrado las esperanzas de encontrar con vida a ninguno de los dos tripulantes de la avioneta que se estrelló en la ladera sur del monte Ernio (1.075 metros), en una zona rocosa y escarpada , “muy inestable”, que dificultó las labores de rescate.

La aeronave siniestrada quedó reducida a un amasijo de hierros y ardió en el impacto, que se produjo entre la campa de Zelatun y la cima del monte Ernio, a unos 1.000 metros de altitud. Según relataron algunos testigos a este periódico, “algunos vecinos han visto una avioneta volar muy bajo y han escuchado el impacto desde el pueblo”. La mayoría se enteraba por los medios de comunicación y las redes. La noticia corría como la pólvora.

A las 18.00 horas, cuando ya caía la noche, los equipos de rescate seguían trabajando. A oscuras y entre la niebla, con la única ayuda de equipos especiales de generación de luz. “Tenemos cuatro horas de batería”, había advertido una hora y cuarto antes, a las 16.45, uno de los miembros de los equipos de salvamento. Justo en el momento en que salían en ayuda de los primeros compañeros que ya trabajaban arriba desde las primera hora de la tarde. Apuraron hasta las 18.15 horas, aproximadamente. Ya de noche, sin esperanza de encontrar a nadie con vida.

Los equipos de rescate se retiraron dejando un retén en la zona y reanudarán los trabajos esta misma mañana, posiblemente ya con las primeras nevadas que traía el frente polar al que se esperaba en Gipuzkoa de madrugada. Los esfuerzos en ese momento se centraban en encontrar al segundo tripulante, pero ya sin ninguna esperanza de hallarlo con vida. Sospechaban que sus restos podrían encontrarse bajo el fuselaje de la aeronave.

Según fuentes del Departamento vasco de Seguridad, los restos mortales hallados de uno de los tripulantes, no pudieron ser evacuados ayer por el “peligro” que la operación conllevaba para los agentes de la Ertzain-tza y los bomberos, aunque un forense del Instituto Vasco de Medicina Legal acudió al lugar para realizar un primer examen de los restos hallados.

Según explicó Iñaki López, el técnico coordinador de Emergencias del Gobierno Vasco, la avioneta perdió comunicación con la torre de control a las 13.10 horas, aproximadamente. Viajaba con dos ocupantes -aún se desconoce su identidad- desde el aeródromo de Cascais, en Portugal, hasta el de Hondarribia, del que le separaban muy pocos kilómetros.

Su señal se perdió “en el tránsito” entre las torres de control de Bilbao y Donostia. “La última comunicación se produce con Bilbao y al no recibir respuesta, se inician las consultas por parte de la torre de control; y una vez que no logra contactar, hacia las 13.40, se pone en contacto con nosotros (el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco)”, explicó López.

imposible para el helicóptero Los primeros equipos de rescate salían en ese momento disparados hacia la zona, en el término municipal de Errezil, y “tras situar la zona de búsqueda, aproximadamente a las 15.30 horas, hemos conseguido localizarlos”, avanzó el coordinador de Emergencias. En un primer lugar se trasladó un helicóptero a la zona del siniestro, pero este tuvo que regresar debido a lo abrupto del terreno y las adversas condiciones meteorológicas, que empeoraron rápidamente.

Los equipos de rescate se trasladaron en todoterrenos hasta las campas de Zelatun, centro de operaciones de las labores de salvamento; y desde allí se trasladaron a pie hasta el lugar del accidente, situado “a unos 500 metros de distancia, en la ladera sur de esta cordillera”, incidió López. Hasta Zelatun se trasladaron una docena de vehículos de los equipos de Emergencias, principalmente Ertzaintza, pero también bomberos y cuatro dotaciones sanitarias de Cruz Roja y DYA.

Según el técnico de Emergencias, el operativo de rescate resultó “bastante complejo por la la orografía del terreno. Por el momento, (la avioneta) está en una zona bastante inestable y están los equipos técnicos tratando de estabilizar el aparato”, dijo.

zelatun, centro de operaciones La campa de Zelatun, a 860 metros de altitud, y con la amenaza del frente de frío polar, se convirtió durante más de tres horas en un hervidero de gente que concentró, además de los equipos de rescate, a numerosos medios de comunicación y una decena de vecinos de la zona.

Entre ellos, Maria Jexux, la encargada de la borda de Zelatun, que conoció la noticia por WhatsApp, mientras comía con su familia en el restaurante de Granada Erreka y dejó todo para subir arriba y abrir la borda, que se convirtió, en medio de un viento helador, en el refugio de las varias decenas de personas que participaron en las tareas de rescate y los numerosos profesionales de la información.

La borda, cerrada de lunes a viernes en esta época del año, sirvió y atendió a todos de forma gratuita durante las tres horas y media que duraron las labores de rescate ayer. Hoy continuarán los trabajos de rescate, mientras continúa la investigación para esclarecer las causas del siniestro y se trata de identificar a los ocupantes de la avioneta.