La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) recomienda que niños y ancianos eviten tomar uvas en Nochevieja por riesgo de asfixia y ha lanzando una campaña en Change.org para pedir que se aumente el intervalo de tiempo entre las campanadas para mejorar la deglución de las mismas.
“Las uvas, por su forma y textura, pueden obstruir las vías respiratorias y provocar una situación de peligro que puede llevar incluso a la muerte si no se actúa a tiempo”, explica el secretario general de la SEORL-CCC, el doctor Raimundo Gutiérrez Fonseca. Aunque se asocie el riesgo de asfixia por alimentos con los niños, la incidencia de asfixia en personas mayores de 65 años es siete veces mayor que en niños de uno a cuatro años, según una revisión publicada en Geriatrics.
“La pérdida de la dentadura, la disminución de la salivación o el debilitamiento de los músculos responsables de la masticación asociado a la edad generan problemas de deglución en las personas mayores, sobre todo si padecen enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el parkinson. Esto aumenta las posibilidades de sufrir aspiraciones a la hora de consumir alimentos sólidos o líquidos”, indica el doctor Gutiérrez Fonseca.
Para reducir el riesgo de asfixia es importante seguir algunas pautas. “No hay que mezclar consistencias líquidas y sólidas. Es fundamental evitar comer de forma apresurada y se recomienda mantener una postura erguida durante las comidas”, explica Gutiérrez Fonseca. También puede quitarse la piel y las pepitas a las uvas y cortarlas en varios trozos, de forma que sean más fáciles de digerir. El experto recuerda que la aspiración por alimentos puede acabar derivando en problemas más graves como la neumonía por aspiración, una afección que provoca más de 40.000 hospitalizaciones al año en España.
Otra opción, es adaptar el momento de las campanadas y tomar otros alimentos para que los niños y las personas mayores puedan seguir la tradición sin riesgo. Sin embargo, la SEORL-CCC advierte de que tampoco son buenos los frutos secos, uno de los alimentos que más atragantamientos causan en España.
A raíz de comer productos navideños, la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) recomienda evitar comer turrón duro y emplear pinzas y útiles específicos para comer marisco y no abrir las piezas con los dientes.
En cuanto al turrón duro, aunque la SEDO reconoce que es más saludable por contener menor cantidad de azúcar, “puede provocar microfracturas en los dientes, dañar los aparatos ortodóncicos y romper los empastes”. En el caso específico de las ortodoncias, alude de igual forma a las peladillas o las almendras garrapiñadas. “Si se despega un bracket, una banda o un arco se sale del sitio, comer con normalidad será muy complicado”, explica la sociedad. En caso de ocurrir lo expuesto, la SEDO aconseja llamar “inmediatamente” al ortodoncista para que solucione el problema “cuanto antes”.
extremar la limpieza oral De forma paralela, si se come turrón duro, la SEDO insta a “extremar” la limpieza oral después de hacerlo y emplear un irrigador bucal que ayude a eliminar los restos que hayan quedado incrustados. “De lo contrario las partes más pegajosas y duras se pueden quedar escondidas entre las encías y los brackets, lo que puede acabar provocando una inflamación”, indica la sociedad.
En referencia al marisco, abrir las patas o cualquier elemento duro con los dientes, ya sea aquellos que llevan ortodoncia como los que no, “puede dañar el esmalte y astillar o fracturar las piezas dentales”, dice la SEDO. Los pacientes de ortodoncia, asimismo, deberán intentar evitar alimentos como frutos secos, patatas y snacks crujientes. La piña “también suele tomarse en estas fiestas, pero es muy filamentosa, por lo que después de comerla hay que ser muy cuidadosos con la limpieza de la boca”, inciden. “Las personas que llevan brackets o implantes pueden tomar, aunque con moderación, turrón blando y de chocolate, así como polvorones, frutas escarchadas o mazapán”, matiza la sociedad.
En cuanto al alcohol, es mejor decantarse por el vino tinto, según la SEDO, porque el blanco y el cava “son más agresivos para el esmalte y para el cemento de la raíz dental. También es frecuente que los niños sustituyan el agua por zumos o bebidas carbonatadas que, además de contener azúcar, tienen ácidos que pueden desgastar el esmalte dental. En la medida de lo posible, que tomen leche y agua”, agrega la sociedad.