El vientre y las caderas son las zonas catalogadas como puntos negros. “No me sienta bien ningún pantalón, ¡mira qué celulitis!”, es el primer grito de guerra de Ana en cualquier probador de ropa. “Y encima mira que tripa me saca ¿Cuándo he perdido la cintura?”, se pregunta a continuación sin ningún estoicismo. Ella reconoce que el sedentarismo que se ve obligada a practicar por su trabajo es un mal aliado para mantener la báscula a raya. De hecho, siete de cada diez vascos con sobrepeso u obesidad confiesan no hacer deporte de manera regular, un porcentaje más acusado en el caso de las mujeres.
Por el contrario, los hombres suelen ser más benévolos con su propia imagen. Las personas que se ven a sí mismas con “sólo unos kilos de más” suelen ser principalmente varones jóvenes que notan más el sobrepeso en el vientre y las piernas. Otra diferencia notable entre géneros es la autocrítica, ya que el porcentaje de hombres pasaditos de kilos que, sin embargo, creen estar “en plena forma” dobla al de mujeres en la misma situación.
Ojos que no ven, corazón que no siente. Por eso el 80% de los ciudadanos con obesidad cree no sufrirla. Y tres de cada diez con exceso de peso no es consciente de estar en riesgo de sufrir enfermedades como diabetes, hipertensión o problemas coronarios. Los ciudadanos con kilos extras también se sienten víctimas de prejuicios y un 22% de la población vasca gordita asegura que su estado le ha perjudicado en su vida social y en el plano laboral.