bilbao- Una miopía magna llevó a la bilbaína Lourdes Prieto al servicio de baja visión del Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología (ICQO). “Hace ya más de 20 años, el doctor Durán me operó y me puso una lente intraocular. Pero hasta los 57 años me arreglaba bien, trabajaba y hacía vida normal. Pero hace siete años noté que iba mal, me dolía mucho la cabeza y veía mucho peor porque como la enfermedad es degenerativa con la edad ha ido empeorando”, explica. Su doctora, la oftalmóloga Itxaso Herrera aclara que “la causa más frecuente de estar en la ONCE era esa miopía magna hasta que llegó la degeneración macular”. “Y con gafas normales no se arregla”, precisa. Aunque la baja visión deprime y pasa factura a quien la padece no es el caso de Prieto, bailarina infatigable, y mujer de coraje que no duda en brindarnos su testimonio.

¿Cuáles son las principales limitaciones de estos pacientes?

-Itxaso Herrera: La baja visión la componen un grupo de pacientes que ven mal, que no pueden sacar el carné de conducir, que no pueden leer con los sistemas convencionales y que no tienen tratamiento médico. Antes se les llamaba popularmente cortos de vista. Pero gracias al servicio de baja visión pueden avanzar muchísimo con la ayuda de una serie de sistemas ópticos. Lo primero que hacemos es evaluar al paciente y ver qué necesita para mejorar su calidad de vida.

-Lourdes Prieto: A mí, por ejemplo bajar o subir escaleras que no tienen rayas para delimitarlas me agobia mucho porque temo caerme. En invierno, por ejemplo, como oscurece tan pronto, entre las luces, que si llueve y brilla el suelo, todo se vuelve más difuso. De día no tengo problema pero en invierno sí me agobia un poco cuando se hace de noche tan pronto. En los sitios que conozco me manejo bastante bien, pero en los lugares que no controlo y que son nuevos, eso ya es otra cuestión.

¿Qué tal llevan la dificultad para reconocer caras?

-I. H.: No son pacientes ciegos, ven bultos. Cuando hablan contigo no tiene nada que ver a cuando hablas con un invidente. Aunque incluso los pacientes que son ciegos legalmente ven porque gente sumida en una completa oscuridad, afortunadamente hay muy poca. Además desarrollan un lenguaje visual propio que es su particular forma de ver.

-L. P.: A mí me cuesta reconocer caras. Solo las identifico cuando ya las tengo casi encima o si me hablan antes. Eso no lo llevo bien. Veo a la gente pero no llego a distinguir claramente las caras. A veces creen que me he vuelto antipática porque no saludo pero no tiene nada que ver es sencillamente que no les he reconocido. Y eso me da rabia. Ahí sí que tengo un poco de dificultad.

Pero a priori no parecen grandes hándicaps.

-I. H.: No creas. Si tú sacas a Lourdes a la calle y yo te enseño lo que ve, te quedarías a cuadros. Pero ella es una persona muy vitalista y ha aprendido a ver las cosas a su manera. Lo que se pierde sobre todo es el campo visual, la posibilidad de ver a derecha y a izquierda. Ella ve más de frente, como una especie de mirilla. Y eso supone una gran incapacidad. Cuando yo me he puesto unas gafas simuladoras, lo más incapacitante me ha parecido la pérdida de campo visual.

-L. P.: Yo me he acostumbrado y siempre encuentro algún motivo para estar alegre. La música y sobre todo el baile, me animan mucho. Y soy capaz de ir al baile sola, soy muy rockanrolera, ir a la academia, coger el autobús. Ni siquiera pego pisotones bailando más bien me los dan a mi porque son malos. (Risas) Es broma, son todos muy majos y me ayudan mucho. Por eso quiero citar a todos mis compañeros de Fenómeno Danza de Deusto y en concreto a mi compi, Javi.

¿Qué soluciones o qué alternativas se puede aportar a estos pacientes?

-I. H.: Bastantes porque puedes pasar de no leer a leer con una serie de sistemas ópticos. Les enseñamos los medios que existen para ellos. Ahora, afortunadamente cada vez salen más cosas porque la tecnología nos está abrumando.

-L. P.: Pues yo por ejemplo tengo unas gafas chulísimas de filtros, y a la noche parece que hace sol.

¿Gafas con filtros?

-I. H.: Hay una cosa muy sencilla que ayuda mucho que son los filtros, filtran parte de la luz solar o la que nosotros queremos quitar. La luz azul estorba y al que ve mal le produce una distorsión dentro del ojo. Pero el filtro te elimina diferentes grados de luz azul y el paciente siempre se beneficia. Son unas gafas envolventes que proporcionan un confort inmediato, algo así como cuando te pones unas zapatillas de deporte.

¿Hay tratamiento médico para este problema?

-I. H.: No hay fármacos para la baja visión. No puede ser mejorada de forma médica o quirúrgica. Además como enfermedad degenerativa que es, la dolencia tiende a progresar. Hay una cosa que es inexorable que es la edad porque todos somos más vulnerables con los años. Nos estropeamos porque no tenemos recambios. Una catarata se puede operar, pero una miopía magna no.

Para la mayoría de la sociedad, esta dolencia es una gran desconocida.

-I. H.: Sí, a veces Lourdes ha hecho comentarios, no sobre la incomprensión social, sino sobre que la gente no entiende su problema.

-L. P.: Para que veas, a mí me han llegado a decir que me esforzara por ver y otros me han dicho; pues si no ves ponte gafas pero no le doy importancia porque son cuatro.

Pero hay en el mercado unas nuevas gafas súper revolucionarias que ustedes utilizan.

-I. H.: Las últimas tecnologías abren un mundo lleno de posibilidades a estos pacientes, y estas gafas ampliadas son el avance más significativo. Nosotros disponemos de unas gafas de realidad aumentada que han sido fabricadas por la empresa canadiense eSight y ayudan a ver a aquellas personas que conservan un pequeño porcentaje de visión.

-L. P.: A mí me las probaron, pero no me sirven. Además del precio -son muy caras- no son nada fashion (bromea). También las encuentro incómodas. Tienen un mando a distancia y además hay que atárselas porque pesan 800 gramos.

-I. H.: Eso es porque no las necesitas de verdad Lourdes. Yo, sin embargo, si viera como ella sería incapaz de llegar hasta la puerta, pero esta mujer es de una fortaleza increíble.

-L.P.: En lugar de usar las gafas, yo prefiero preguntar si no veo qué línea de autobús viene. O en el aeropuerto si no veo la puerta de embarque, pues sigo a todos y ya está...

¿Y en la vida cotidiana?

-L.P.: Yo me pongo mis gafas con filtros para ver la tele. Para cocinar no tengo problemas aunque a veces empiece a pitar todo en la placa. (Más risas) Y en el súper me arreglo bien, no puedo leer las etiquetas, pero voy directa a por el Cola-Cao y no pierdo el tiempo. Nunca he leído las etiquetas, ni antes ni ahora.

¿Para quiénes están indicadas estas gafas de realidad aumentada?

-I. H.: El usuario tipo de estas gafas es el que tenga una baja agudeza visual, entre un 4% y un 30%, con un campo visual reducido pero mayor de 15º, además de tener una mínima destreza con dispositivos electrónicos. El usuario, una vez familiarizado con las gafas, podrá leer, ver la televisión, el ordenador, el portátil o el móvil, ya que el dispositivo tiene una conectividad total con estos aparatos y reproduce el audio. Tenemos un paciente que viaja muchísimo al que le han salvado la vida. Son una maravilla. Y esto es solo el principio. ¡Qué suerte vivir en el siglo XXI!