IRUÑEA. Un vecino de una pequeña localidad de la merindad de Iruñea, de 66 años, ha sido detenido por agentes de Seguridad Ciudadana de la Policía Foral como presunto autor de un delito de abusos sexuales cometidos sobre una niña de doce años.
Los hechos ocurrieron en un bar y en presencia de testigos, cuando el detenido agarró a la niña y le realizó los tocamientos. La madre interpuso la correspondiente denuncia en dependencias de la Policía Foral, solicitando una medida de protección y alejamiento, ha informado la Policía Foral un comunicado.
Por otro lado, por presuntos malos tratos se ha detenido a tres varones. En Pamplona, una patrulla de Seguridad Ciudadana ha detenido a un vecino de 22 años. Los agentes observaron a una pareja discutiendo y varios testigos indicaron que el implicado había golpeado varias veces a la mujer, por lo que fue detenido.
En Pitillas, agentes adscritos a la comisaría de Tafalla han detenido a un vecino de 62 años por agredir a su mujer. Además amenazó con un hacha a su hijo y a otros testigos que intentaron mediar, por lo que también se le imputa un delito de amenazas. Y en Tudela ha sido detenido un vecino de 49 años por malos tratos, denunciado por su expareja que solicitó presencia policial para poder salir de su lugar de trabajo.
QUEBRAR LAS MEDIDAS DE PROTECCION
Otros dos varones han sido detenidos por quebrantamientos de medidas de protección. A la Travesía de Tudela (N232A) fue movilizada una patrulla para apresar a un varón de 30 años que no respetó la orden de alejamiento de 200 metros durante seis meses respecto de su pareja.
Y en Burlada, un vecino de Berriozar de 49 años que también incumplió una medida de alejamiento en vigor con respecto a su expareja. Fue la propia víctima la que alertó a la Policía Foral de que el detenido la estaba persiguiendo.
Finalmente en Sangüesa se ha procedido a la detención de un varón de 60 años por un presunto delito de acoso. La víctima denunció que llevaba casi tres años sufriendo llamadas telefónicas diarias y seguimientos continuos. Según su declaración esta situación le provocaba alteraciones del sueño y miedo permanente tanto a ella como a su familia, por lo que solicitó una medida de protección.