Bilbao- “Si explicas que el Tercer Sector Social de Euskadi es buena gente que hace buenas cosas te quedas con una idea, pero si dices que son 125.000 voluntarios, 36.000 profesionales o 3.500 organizaciones, que son 1.450 millones de euros o el 2,2% del PIB, te quedas con otra”, apunta Pablo González, presidente de Sareen Sarea -la asociación que agrupa las distintas redes del Tercer Sector Social- para explicar la importancia de esos miles de entidades de iniciativa e intervención social que prestan servicios y dan soluciones a problemas en áreas como discapacidad, exclusión, infancia, inmigración, familia, personas mayores, salud o empleo.

El Tercer Sector Social de Euskadi está en pleno proceso de estructuración y promoción.

-La Ley vasca del Tercer Sector se aprobó hace dos años, el 12 de mayo de 2016, después de un periodo previo de trabajo y de impulso por nuestra parte. Hasta antes de la aprobación de la Ley, el Tercer Sector era solamente un concepto para algunas personas más cercano y para otras más abstracto, pero no dejaba de ser un concepto. Pero a partir de la Ley ya es una realidad jurídica.

Ahora están en pleno desarrollo de una estrategia específica.

-La Ley habla, entre otras cosas, del desarrollo de la estrategia de promoción del Tercer Sector Social de Euskadi y dentro de esa estrategia, de algunos pilares para fortalecer el sector.

¿Eso va a tener un desarrollo práctico?

-Como todo, cuando algo está en una fase inicial tiene una parte importante de intención, pero cuando se va desplegando y concretando hay cosas que se van materializando y otras que es posible que se queden en el camino. Eso pasa en todos los ámbitos de la vida. La estrategia del Tercer Sector es un desarrollo de la Ley, pero no solo porque está prevista en el texto, sino también porque establecerá algunas herramientas que pueden ayudar a fortalecer el sector.

Con el primer ‘Libro Blanco del Tercer Sector de Euskadi’ nos hicimos una idea de la importancia de estas organizaciones y del trabajo que realizan. ¿Cómo sería la sociedad vasca si el Tercer Sector no existiera?

-Una manera sencilla de explicar cómo sería Euskadi sin organizaciones sociales es recordar que el Tercer Sector existe con un recorrido larguísimo en el tiempo, unos 50 años. Hay organizaciones que superan ese tiempo pero muchas existen desde hace 50 o 60 años y muchas surgieron de la iniciativa ciudadana. Es decir, son personas que se juntan con personas pensando que juntos pueden resolver sus problemas de mejor manera que si lo hacen solos. Eso sucede porque hay una necesidad social a la que hay que dar respuesta y si las organizaciones se mantienen en el tiempo es porque esas necesidades no han desaparecido. Por lo tanto, yo creo que si desapareciera todo el Tercer Sector lo que ocurriría es que tendríamos un montón de necesidades sociales no cubiertas.

¿Habría menos solidaridad?

-Sin el Tercer Sector seguramente tendríamos una sociedad mucho menos rica en participación, menos solidaria en la respuesta a las necesidades y, probablemente una sociedad mucho más conflictiva. En mi opinión, las cosas existen porque responden a necesidades y el sector se va formando porque hay necesidades a las que hay que dar respuesta. Si no lo haces los problemas serán mayores y más numerosos, tendríamos una sociedad peor y más injusta, un sociedad del sálvese quien pueda. Creo que ser solidario es mejor y compensa, por eso, si no lo eres por convencimiento debes serlo por egoísmo o por ser práctico.

A menudo se dice que en Euskadi el Tercer Sector Social tiene más presencia y es más fuerte que en otras comunidades, ¿es cierto?

-Si se tiene en cuenta el número de profesionales de los Servicios Sociales por cada mil habitantes la ratio de la CAV es de 14,2, superior al 9,9 del Estado pero por debajo del 19,5 de media europea. Mi percepción es que Euskadi es reconocida por sus iniciativas sociales, por la viveza del sector y porque incluso en los momentos más complicados ha mantenido los servicios de responsabilidad pública. Con respecto a otras comunidades hay diferencias en estructura, organización, diálogo civil y en la permeabilidad de los gobiernos. No sé cuáles pueden ser los factores para esta diferencia positiva, supongo que uno es que en Euskadi hay un consenso político amplio de apuesta por los Servicios Sociales y un orgullo, que creo que es transversal a todas las formaciones políticas, por el valor de lo social.

¿Qué puntos de la estrategia de promoción son más importantes?

-La estrategia comprende 36 líneas de actuación, pero nadie puede pensar razonablemente que es posible desplegarlas en un corto espacio de tiempo. Así, el sector y el Gobierno hemos acordado en la Mesa de Diálogo Civil fijar doce estrategias prioritarias para esta legislatura. No todas tienen el mismo rango, hay algunas más instrumentales y otras que tienen un carácter más estructural. Estas son las que tienen que ver con el diálogo civil y los procesos de participación. Otro eje estructural es todo aquello que tiene que ver con la concertación con la administración pública.

¿Tiene que cambiar la relación entre las organizaciones y la administración?

-Hoy en día el Tercer Sector gestiona una parte importante de los Servicios Sociales del país, los gestiona y si se me permite la expresión, ha inventado muchos de ellos. Muchos de los Servicios Sociales actuales han sido creados por organizaciones sociales, es cierto que en colaboración con las administraciones, que tienen la capacidad normativa y la financiadora. Pero esos servicios necesitan una estabilidad en su financiación que pasa por tener un decreto que regule la concertación entre las administraciones públicas y el Tercer Sector para la prestación de servicios de responsabilidad pública.

El sector también pretende mejorar su autoconocimiento.

-Sí, dos temas muy relevantes para nosotros dentro de la estrategia son el impulso de un Observatorio del Tercer Sector, que está previsto en la Ley y nos parece que puede dar muchas oportunidades de conocimiento, y la creación de una herramienta que permitirá identificar la aportación de valor, valor total y valor añadido, del sector.

¿Cómo será esta herramienta?

-Consiste en una batería de indicadores con los que podemos identificar la aportación de valor de cada organización. Son indicadores consensuados que podrán utilizar todas las entidades que quieran para conocer cuál es su aportación en retorno económico, voluntariado o impacto en la vida de las personas. La agregación de los datos obtenidos nos proporcionará una foto muy interesante del sector.