BILBAO. El Presidents Club Charitable Trust ha comunicado que cierra, tras la polémica cena benéfica en la que 130 azafatas ?entre los 18 y los 40 años, según han dicho algunas de ellas? fueron manoseadas y acosadas sexualmente por destacados miembros del mundo de los negocios, la política y el espectáculo del Reino Unido, el jueves de la semana pasada.
"El Banco de Inglaterra desea reiterar que no tenía conocimiento de la cena y no aprobó ningún premio para dicho evento", ha indicado la institución, subrayando que no ha tenido contacto de ninguna clase con Presidents Club ni con los organizadores del evento.
La cena benéfica exclusivamente masculina, celebrada la semana pasada en Londres, reunió a 360 hombres pertenecientes a círculos políticos, empresariales y financieros de Reino Unido que fueron atendidos por 130 azafatas contratadas para la ocasión, con el fin de recaudar fondos para el hospital infantil Great Ormond Street Hospital.
Durante el evento, al que acudieron dos periodistas de 'Financial Times' infiltradas como azafatas, varias trabajadoras fueron objeto de acoso y recibieron proposiciones por parte de los invitados a la cena, según revela el rotativo.
Entre los distintos lotes subastados durante la cena con el fin de recaudar fondos, se incluía la posibilidad de pujar para almorzar con Boris Johnson o para tomar el té con Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, que ha asegurado que desconocía esto, asegurando que el encuentro con Carney correspondía a otro evento benéfico y fue "vuelto a subastar" sin autorización del banco central en beneficio de los organizadores de Presidents Club Charity Dinner.
El escándalo descubierto por Madison Marriage ?la periodista del Financial Times que se infiltró en el evento tras lograr que la contrataran como azafata? ha provocado el cierre de esta peculiar organización benéfica, pero también una tormenta política en el Reino Unido.
En un testimonio que recoge The Times, una camarera que no se identifica dice que la experiencia las había dejado a ella y a otras de las afectadas “humilladas e intimidadas” y que las azafatas “se habían sentido como juguetes, como objetos, a los que contemplar, tocar y de los que reirse”.
También ha relatado que las obligaron a lucir unos vestidos negros ?proporcionados por la agencia que las contrató? que dejaban a la vista “parte de los pechos”. Esta mujer, además, dijo que estaba “completamente segura de que las mujeres con vestido rojo ?que se paseaban durante la fiesta posterior a la subasta? eran prostitutas”.