Las sectas de la Nueva Era
La sectas clásicas que vivieron su auge a partir de mediados del siglo pasado han perdido seguidores; en cambio, hoy en día proliferan los grupos de espiritualidad esotérica y las pseudoterapias con los mismos efectos sobre las víctimas.
Congresos como el celebrado el pasado fin de semana en Barcelona proliferan en los últimos años a lo largo del Estado y están en el punto de mira de Redune, la asociación para la prevención del abuso de la debilidad y las derivas sectarias fundada hace 15 años en Donostia. “Hay que romper con ese esquema preestablecido que tenemos sobre lo que es una secta. Entre el 80% y 90% de lo que tratamos en los últimos diez años está relacionado con grupos, entidades, personas, colectivos, que están enmarcados dentro de la Nueva Era, es decir, un totum revolutum que va desde el esoterismo a nuevas prácticas en el ámbito de la medicina o la salud, o distintos métodos terapéuticos”, explica Juantxo Domínguez, presidente de Redune.
Luis Santamaría del Río, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), coincide con este planteamiento. “La mayor amenaza la suponen tantas sectas que por su tamaño, por contar con un solo grupo, por moverse sin hacer mucho ruido... Pasan desapercibidas para las autoridades y los investigadores. Esto sucede sobre todo en el entorno de la Nueva Era, la espiritualidad esotérica, las pseudoterapias, parte del mundo de la autoayuda y del crecimiento personal... Como no nos encontramos una estructura de las sectas clásicas (aunque se reproduce casi el mismo comportamiento y, siempre, sus efectos sobre las víctimas), es más difícil identificarlas y la gente tiene sus defensas bajas ante lo que parece totalmente positivo o, al menos, inocuo”, señala. Sin embargo, “te apartan de la familia, te meten mano en el patrimonio, pueden darse casos de abusos sexuales, de abuso psicológico”, advierte Domínguez.
Nueva medicina germánica Muchos de los ponentes de congresos como el celebrado hace una semana en Barcelona beben de la Nueva Medicina Germánica, fundada Ryke Geerd Hamer a finales del siglo pasado. Se trata de terapias que ofrecen sanar cualquier tipo de dolencia con el poder de la mente. Niegan el origen biológico de las enfermedades y aseguran que la cura pasa por resolver nuestros conflictos emocionales. Todos ganan dinero; algunos, millones. Es el caso de Enric Corbera, “la madre de todos los corderos”, según el presidente de Redune.
Se trata del fundador de la Bioneuroemoción, “una nueva manera de entender nuestros problemas desde la relación inseparable entre cuerpo, mente y emociones”, según la página web de su instituto, que ha formado a 15.000 alumnos a nivel mundial en 38 ciudades diferentes. Formación -ofrece cursos online de diez meses por 2.895 euros-, congresos cuya asistencia cuesta 150 euros, terapias, libros... Corbera cuenta con más de 370.000 seguidores en Facebook.
Durante meses, el caso de Maribel Candelas fue difundido por el fundador de la bioneuroemoción como un ejemplo de éxito, ya que, según él, la mujer había superado un cáncer de hígado gracias a su terapia. En un vídeo colgado en su página web, Candelas explicaba que había decidido dejar el tratamiento médico, se había puesto en contacto con Corbera y había seguido sus indicaciones, comenzando por un periodo de cuarentena. “Siempre digo que hagáis una muerte simbólica, y la gente siempre me pregunta ¿puedo hacer un whatsapp a mi hermana? y digo no, los muertos no hacen whatsapp, ni escriben mails? Es un aislamiento total donde la persona debe encontrarse consigo misma”, explicaba Corbera en el vídeo. La mujer murió un año después, el fundador de la bioneuroemoción no volvió a mencionar su caso y retiró el vídeo de su página web.
Ryke Geerd Hamer fue inhabilitado como médico en 1986. Desde entonces, las denuncias contra él se multiplicaron en diferentes países europeos. Entró en prisión en los años 1992, 1994, 1997 y 2001 por distintos casos ocurridos en Alemania, Austria, Francia y España, todos ellos vinculados con el abandono de los tratamientos. Hamer falleció el año pasado en Noruega, donde se refugió en 2007. “Eso es un grupo sectario del día de hoy, que surge con una persona, surge con unos libros, surge con un mensaje, y a partir de ahí genera un conflicto de muchísimas personas, porque hay una gran dependencia y muerte de personas que no toman la medicación que debieran. Se está jugando con la enfermedad”, denuncia Domínguez.
El presidente de Redune pide tomar en serio la amenaza y advierte: “El primer riesgo es que quien imparte este tipo de terapias no es un profesional de la salud. El segundo riesgo es que las instituciones no están prestando atención a este tema”.
Vulnerabilidad “Creo que no hay una percepción social de lo que supone el fenómeno sectario, y las administraciones públicas tampoco se dan cuenta de su extensión ni de sus efectos. Aunque es difícil cuantificar un fenómeno tan complejo y difuso, para tener algunas referencias podemos recordar que una investigación reciente daba la cifra de unos 350 grupos, y las personas que pertenecen a las sectas en España llegan a las 400.000. Hay estudios en otros países occidentales que confirman que cerca de un 1% de la población están vinculada directamente a los grupos sectarios”, explica Luis Santamaría del Río, que investiga este tema desde hace veinte años.
Los expertos advierten que cualquier persona puede caer en las redes de un grupo sectario. “Hay que tener en cuenta que hay ocasiones en las que la secta busca a sus adeptos entre la población previamente seleccionada, pero otras veces son las personas las que, de una u otra manera, buscan un grupo en el que hallar la satisfacción a sus necesidades afectivas y espirituales. Y en ocasiones hay algo de las dos cosas”, sostiene Santamaría.
“Por muy maduro y equilibrado que se crea alguien, la secta siempre puede aprovechar cualquier momento o circunstancia de debilidad, de vulnerabilidad -que todos tenemos- para lograr un elemento de captación. Las sectas acceden a la persona por el corazón, no por la cabeza. Mediante una serie de técnicas de persuasión, que están siendo estudiadas sistemáticamente bajo el epígrafe de ‘abuso psicológico grupal’, consiguen aislar a la persona de su entorno y distanciarla de su vida anterior para someterla al grupo y a sus dirigentes. Así se consigue un sujeto dócil y dependiente”, alerta. Según Domínguez, una víctima clásica es aquella que no ha tenido un buen duelo tras la muerte de un familiar”.
Estos nuevos grupos han encontrado un aliado fundamental: las redes sociales. “En ellas mucha gente lo cuenta todo y pone al descubierto sus debilidades y carencias. Para un captor sectario es muy fácil acercarse de forma virtual a un posible neófito y proponerle su producto. Y de ahí pasar a la pertenencia e interrelación propia de un grupo real, o no. Porque es posible mantener un proceso de captación y adoctrinamiento a distancia, online, sin necesidad de un contacto físico, como nos lo han demostrado tantos casos de yihadismo”, explica el investigador de RIES.
También lo demuestra el caso de Patricia Aguilar. La joven de Elche viajó a Perú hace un año un día después de cumplir 18 años tras un proceso de captación por parte de Félix Steven Manrique, un peruano de 34 años, líder de una secta gnóstica que se hace llamar Príncipe Gurdjieff. El contacto entre ellos comenzó cuando la chica tenía 15 años y fue manipulada mediante técnicas de persuasión coercitiva para convertirse en su “esposa”. Patricia publicó el pasado junio un vídeo en el que negaba estar relacionada con una secta y asegura estar en pleno uso de sus facultades mentales. Desde entonces no se ha vuelto a saber nada de ella. Recientemente, la Ertzaintza daba a conocer el intento de captación de una guipuzcoana de 16 años por parte del Príncipe Gurdieff. La menor fue contactada a través de las redes sociales precisamente por Patricia Aguilar, un movimiento detectado por Redune, que alertó a policía.
“En nuestro mundo globalizado, ya no importan las distancias y eso sucede también en el fenómeno sectario”, alerta Santamaría del Río. “Creo que podemos decir que tanto cualitativa como cuantitativamente el fenómenos sectario ha crecido. Algo que es fácilmente entendible en un mundo en crisis, en una sociedad que se desmorona y cuyos integrantes necesitan referencia a las que agarrarse. Y esto sucede en países con distintos niveles de desarrollo, porque al final el ser humano es el mismo, y las mismas necesidades y anhelos. Si los grupos más estructurados y organizados, las sectas clásicas, pueden ser menos populares para la gente ahora, crecen por otro lado mucho más lo que dan la impresión de que la persona va a su aire, fuera de toda realidad institucional... pero al final los efectos de la manipulación son los mismos, porque acaba perdiendo la libertada”, concluye.
Nueva Era. Entre el 80% y 90% de los casos que ha investigado por la asociación para la prevención del abuso de la debilidad y las derivas sectarias en los últimos diez años ha estado relacionado con la Nueva Era.
Mundo globalizado. Los grupos sectarios encuentran en las redes sociales un gran aliado.
350
Investigaciones recientes apuntan a que hay 350 grupos sectarios y las personas que pertenecen a las sectas en el Estado español ascienden a 400.000.
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