Dicen que los de Bilbao nacemos donde queremos y que los vascos, en general, también andamos a la zaga. Muy claro lo tienen en Madrid, donde por mucho que Papá Noel se haya autoproclamado dueño y señor de la ilusión navideña, el que fuera un afable carbonero vasco con más corazón que barriga desde hace años le hace competencia en el Euskaltegi Txiki de la Euskal Etxea. Entre cartas, caramelos y una pizca de nerviosismo -no todos los días se conoce a Olentzero-, los asistentes habituales y también alguno que otro que apareció para la ocasión pudieron disfrutar de un rato con tan emblemático personaje y, de paso, pedirle tímidamente o implorarle pucheros mediante aquello que más deseaban tener en su regazo.

Si el 25 amanecieron con aquello que anhelaban bajo el brazo o el árbol es un misterio que pocos están dispuestos a desvelar, pero quienes sí que están satisfechos un año más con las actividades que llevan organizando desde hace más de cuatro décadas son los socios de la Euskal Etxea de la capital del Estado. Más allá de gestionar el encuentro con Olentzero -cuya agenda por estas fechas está apretada cuanto menos-, el pasado miércoles 20 su orfeón ofreció en la iglesia de San Ignacio de Madrid el tradicional concierto de Navidad.

También organizaron el pasado viernes un taller gratuito de euskal dantzak en un centro cívico de la capital del Estado y, precisamente, el jueves 4 su grupo de dantzas actuará en el teatro Campos Elíseos de Bilbao junto a la banda folk vizcaina Korrontzi en un concierto cuyos beneficios irán destinados a fines solidarios mediante la ONG Vass Sanfilippo Euskadi para ayudar a niños afectados por el Síndrome de Sanfilippo. Y todo ello sin olvidarnos de su grupo de txistularis, que como todos los años acompañará a los Reyes Magos por algunos hospitales madrileños cuando vayan a entregar regalos a los niños ingresados.

Sin embargo, según Julio Elejalde, presidente de la Euskal Etxea de Madrid, precisamente durante estas fechas tan señaladas es cuando organizan menos actividades. “La gente se va fuera o a visitar a su familia en Euskal Herria, por lo que reservamos el plato fuerte para el resto del año, para el día a día”, comenta Elejalde.

La actividad principal en la que invierten la mayor parte de sus esfuerzos es en enseñar euskera a través de su Euskaltegi. Anualmente cuentan con alrededor de 140 alumnos, además de aquellos que participan todos los sábados por la mañana en el Euskaltegi Txiki, un espacio lúdico al que acuden los más pequeños a aprender euskera y el sábado pasado también a hablar con Olentzero. “Somos el Euskaltegi más grande que existe fuera de Euskal Herria”, comenta con orgullo Elejalde.

Aún así, esta no es más que la punta de lanza de la Euskal Etxea de Madrid. Junto a su grupo de txistularis y de euskal dantzak, que ensayan todos los sábados en el local y que actúan siempre que se les requiere, Elejalde destaca el orfeón formado por 55 voces que canta una o dos veces al mes en la Iglesia de San Ignacio de Madrid, donde se ofrece una misa bilingüe, más los conciertos públicos que ofrece en fechas tan señaladas como Semana Santa, fin de curso o Navidad. También cuentan, entre otros, con un equipo de fútbol, un Sukalde en el que satisfacen los paladares de quienes desean degustar la gastronomía vasca y una peña del Athletic.

No obstante, el plato fuerte son las celebraciones y Elejalde tiene muy claro cuál ha sido el evento estrella de este 2017: la Euskal Jaia del 6 de octubre. Durante un día completo, la Euskal Etxea de Madrid convirtió el gran pulmón de la ciudad, el parque de El Retiro, en un gran escenario de la cultura y la identidad vasca. La actividad estrella fue una peculiar y tradicional regata sobre el lago: a bordo de yolas -embarcaciones de cuatro remeros y un timonel- se disputó el cuarto Desafío Euskadi-Madrid. “Teniendo en cuenta el contexto sociopolítico en el que estamos, se trata del acto público a favor del vasquismo más importante fuera de Euskal Herria que se ha celebrado en el 2017 en el mundo mundial”, sentencia Elejalde con rotundidad.

Aunque según Elejalde todos estos actos ya no tienen el mismo sentido que hace 40 años, la Euskal Etxea de Madrid sigue luchando con el apoyo de sus 1.800 socios por el cumplimiento los objetivos fundacionales de la asociación: ejercer de punto de encuentro para los vascos que viven en Madrid, mantener la cultura vasca y dársela a conocer al público madrileño. Por tanto, Elejalde tiene clara su felicitación de navidad: “Esta es la casa de los vascos para los vascos que se acerquen por aquí y todo el mundo es bien recibido”.