GAsteiz - Las víctimas de trata con fines de explotación sexual procedentes de Sudamérica llegan engañadas con la promesa de trabajos ficticios y con importantes deudas que les obligan a saldar las redes explotadoras. Las de origen rumano son principalmente engañadas por sus parejas y, una vez en el Estado español, son prostituidas y golpeadas por sus novios. Mientras, las nigerianas son controladas mediante ritos de vudú y, en su travesía, suelen ser violadas y maltratadas. “La trata de personas es uno de los problemas más graves que se afrontan desde la comunidad internacional”, recordó ayer Beltrán de Heredia, quien señaló también que “constituye la mayor pérdida de derechos humanos ejercida contra las mujeres y menores a nivel mundial”. Por ello, la consejera de Seguridad subrayó la importancia de combatir esta forma de esclavitud en pleno siglo XXI.

Llevar a cabo esta lucha no es fácil. En primer lugar es un drama oculto. Según el jefe del área de delitos contra las personas de la Ertzain-tza, Hugo Prieto, muchos de estos delitos son difíciles de perseguir porque estos negocios forman parte de un entramado internacional. Además, se da la circunstancia de que cada vez más estas formas de explotación sexual se desarrollan en pisos, lo que da una menor visibilidad a esta actividad delictiva. Otros obstáculos a derribar son el control al que son sometidas, el miedo que ejercen sobre ellas y la desconfianza hacia la Policía. Prueba de esta dificultad es que, según las organizaciones, solo entre el 0,5% y el 1% de las víctimas de explotación nigerianas denuncian. En este punto es en el que quiere incidir el Departamento de Seguridad con el plan presentado ayer.

Y, por último, una vez identificada a la víctima, hay que ofrecerle protección. Para ello, CEAR-Euskadi demanda que la trata de seres humanos con fines de explotación sexual sea reconocida como motivo para solicitar asilo y que se reconozca la protección internacional a las personas que sufren esta persecución. La organización reclama el derecho de asilo a las víctimas de trata tanto en los puestos fronterizos como dentro del territorio del Estado. - M. Martínez