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donostia ? ¿Cómo superar el mazazo que supone recibir el diagnóstico de un tumor y su posterior tratamiento? ¿Cómo afrontar las secuelas y cambios físicos que se derivan de un cáncer? ¿Cómo combatir el estrés que genera? Para solventar estas dudas, el Gobierno Vasco ha puesto en marcha el primer taller de formación en cuidados de salud específicos para personas que han padecido cáncer. “Un aula de vida”, según lo retrató ayer el lehendakari, Iñigo Urkullu, donde “se imparten lecciones de superación y esperanza, como las que nos proporciona la cada vez mayor supervivencia de las personas a las que se diagnostica y trata esta enfermedad”.

En Euskadi, la supervivencia al cáncer de mama, el más frecuente en las mujeres, ha crecido hasta alcanzar el 86%. Igualmente, ha mejorado la supervivencia infantil a los cinco años, que se sitúa en ocho de cada diez niños y niñas menores de 15 años afectados por los tumores malignos más frecuentes, como son las leucemias y los linfomas, que representan casi la mitad de los cánceres diagnosticados en esa edad.

Urkullu y el consejero de Salud, Jon Darpón, participaron en el ambulatorio donostiarra de Gros en una sesión del nuevo taller Cuidando mi salud después del cáncer, incluido en el programa Paziente Bizia-Paciente Activo de la Escuela de Salud de Osakidetza. En el acto de presentación, el lehendakari subrayó la importancia de “cubrir adecuadamente” las necesidades que tienen los pacientes oncológicos “una vez terminado el tratamiento”, sobre todo “en el ámbito psicológico y emocional”.

“Es una labor difícil” aseguró, pero necesaria para “favorecer la reinserción a la vida social y laboral” de quienes han sido diagnosticados y tratados de algún tipo de cáncer, patología que gracias a “los continuos avances” médicos tiene “cada vez mayor supervivencia”. Urkullu destacó, en este sentido, que el Ejecutivo vasco trabaja en el Plan Oncológico Integral de Euskadi, que pretende “seguir reduciendo los índices de mortalidad”.

El Plan también afrontará los avances continuos en el diagnóstico precoz y el tratamiento que convierten en muchas ocasiones el cáncer en una enfermedad crónica. “Y ello exige cubrir adecuadamente, una vez finalizado el tratamiento, las necesidades de estas personas, sobre todo, en el terreno psicológico y emocional, y en lo referente a su reinserción a la vida social y laboral”, resaltó.

Cuidando mi salud después del cáncer está destinado a personas que han superado el cáncer al menos hace un año, así como a sus cuidadores principales. El nuevo taller imparte sesiones en grupo un día a la semana durante siete semanas dirigidas por dos monitores que también han sufrido un tumor maligno y que han sido previamente formados en el aula, lo que aumenta la proximidad, empatía e implicación de los participantes. l