bilbao - Conscientes del auge de las denuncias por ciberacoso, abusos y agresiones sexuales a jóvenes con edades inferiores a los 16 años, el Colegio y la Asociación de Periodistas de la CAV, en colaboración con el Colegio de Médicos de Bizkaia, han reunido en torno a la mesa redonda Acoso escolar, consecuencias y prevenciones a destacados especialistas de distintos ámbitos -educativos, médicos, de la psicología y policiales- para debatir sobre las alternativas para hacer frente a esta lacra social.
“Lo primero que tenemos que hacer los padres es ponernos las pilas y estar al tanto de todas las novedades de las redes sociales. No queda otra; muchas veces se ven impotentes porque no saben cómo afrontar el problema, desconocen lo que están haciendo sus hijos en las distintas plataformas que les proporciona Internet. Además desconocen cómo entrar en este complejo mundo tecnológico, con lo cual ignoran los contenidos que suben los menores, qué cuentas y perfiles tienen, con qué grupos se relacionan, a qué mensajes acceden”, explicó con preocupación Roberto Fernández, jefe de la Sección de Redes de la Unidad de Investigación Tecnológica de la Policía Judicial (Policía Nacional) que intervino en el encuentro.
¿Qué les diría a los adolescentes? ¿Qué les dice a sus hijos que no subana a las redes? “Lo que no quieren que vean sus padres/madres; lo que no desean que determinada persona lo ojee. Que sean conscientes de que una vez que cuelgan algo a Internet queda expuesto al público sin distinción. Y que esa persona que no quieren que vea el contenido que han subido a la nube, si lo desea, tendrá acceso al mismo”, subraya, al tiempo que reconoce que vivimos en una sociedad donde se ha normalizado la exhibición de nuestra vida privada. “Muchos adultos explican a diario en Instagram cada paso que dan en su día a día. Retransmiten todo lo que hacen; luego cuando se arrepienten de ello, no se puede hacer casi nada. A veces esta exposición en la nube ha provocado grandes problemones familiares”, dice con conocimiento de causa el experto en redes.
huella digital Considera que a los adolescentes hay que darles mensajes claros y directos. “Tienen que tener claro que lo que colocan en la nube siempre dejará huella, lo que es bueno para unas cosas, puede ser nefasto para otras. En algunas ocasiones es más fácil de rastrear que en otras, pero está ahí”. El equipo que dirige Roberto Fernández ofrece charlas en colegios no solo a niños/as, sino también a educadores y padres y madres para sensibilizarles y explicarles las consecuencias y problemas que pueden tener, por ejemplo, grabar un vídeo y subirlo a las redes sociales.
¿Cómo pueden los progenitores hacer seguimiento de lo que hacen sus vástagos tan tecnologizados y evitar casos de ciberacoso? “Estudiando, conociendo cómo funciona el mundo digital. Siempre pongo el ejemplo de mi hija de 10 años que ya está tocando las redes, aunque yo me resisto al máximo. Un día llegó a casa diciendo que quería crearse una cuenta en una red social que yo, como jefe de redes, desconocía. Si a mí que trabajo en ello me ocurre esto, imagínate a otros padres y madres que no tienen acceso a Internet. En este mundo, los menores están a años luz de la mayoría de los adultos; nuestra ignorancia es máxima. Además, las posibilidades que oferta Internet son infinitas y van en aumento”, advierte el responsable de redes de la Unidad de Investigación Tecnológica de la Policía Judicial.
Los adolescentes de entre 12 y 13 años suelen ser el colectivo de chavales que más sufren ciberacoso, seguidos de los niños de 10 años. Intervenir en el ámbito preventivo es la mejor opción para Roberto Fernández, quien hace especial hincapié al señalar que el desconocimiento de las nuevas tecnologías de todos, menos del menor que está sufriendo el acoso o del acosador, dificulta la solución del problema tanto para los padres, educadores como para la propia policía. “Luchar y prevenir el acoso es cosa de todos y debe de hacerse de forma constante”.
Inconscientes ¿Son conscientes los jóvenes de que están siendo acosados? “Hasta que el caso no es relativamente grave, no; lo más normal es que no reconozcan que lo que le están haciendo es más que una broma pesada y de mal gusto y que está penado por la ley”, explica Fernández. “Nosotros entramos en acción cuando se ha producido ya el delito y hay una denuncia. Entonces empezamos a investigarlo; intentamos localizar a la persona que ha subido el vídeo, las fotos comprometedoras”.
Fernández relata que los casos suelen ser estremecedores “porque la mayoría de los padres y madres no saben el sufrimiento que están padeciendo sus hijos, en el caso de los ciberacosados. Pero , a la inversa también se producen grandes dramas, ya que tampoco saben que su vástago es un ciberacosador. “El descubrimiento por parte de una familia de que su hijo/a está delinquiendo a través de las redes suele ser igualmente desgarrador. ¿Quién se puede imaginar que su hijo a través de distintas plataformas tecnológicas está arruinando la vida a otro adolescente, incluso llegando a inducirle al suicidio? En estos casos, los padres igualmente se ven impotentes porque no saben cómo afrontar el problema, no saben a quién recurrir ni qué hacer“, explica el jefe de redes de la Unidad Tecnológica de la Policía Judicial.
Desde la Unidad que dirige Fernández informan en centros educativos sobre los protocolos disponible para hacer frente al ciberacoso. “Las reuniones con la comunidad educativa, las charlas con el alumnado sobre los riesgos de las nuevas tecnologías suelen dar muy buenos resultados”.
El delito de acoso ilegítimo o ‘stalking’. Se introdujo en la última reforma del Codigo penal.
Vulnerabilidad de la víctima. El delito requiere denuncia de la agredida o de los padres cuando se trate de menores.
Descubrimiento de secretos. El ‘sexting’, la difusión no autorizada de grabaciones íntimas, obtenidas inicialmente con consentimiento, pero luego divulgadas sin el visto bueno de la víctima.
Amenazas y coacciones e injurias. Incluso se pueden llegar a casos de inducción al suicidio.