El ahorro de energía, calculado en unos 300 millones de euros, es el motivo principal tras el cambio de hora de este fin de semana, pero cada vez más voces cuestionan la medida con el argumento de que la luz que no se usa a primera hora del día se gasta por la tarde debido al atardecer más temprano.

El primer cambio de hora generalizado en Europa se produjo durante la Primera Guerra Mundial a iniciativa de Alemania, con objeto de ahorrar el carbón utilizado para la iluminación artificial y poder destinarlo al esfuerzo bélico, una propuesta que EEUU imitó e impuso en la Segunda Guerra Mundial con el mismo objetivo. La crisis del petróleo de 1973 llevó a recuperar esta medida y fijar el llamado horario de verano, que en la actualidad aplican unos 70 países en todo el mundo, especialmente los industrializados.

La directiva europea que obliga hoy a los Estados miembros a la modificación horaria persigue igualmente un ahorro energético a través de la reducción en el consumo de iluminación que, en el caso de España, alcanza el 5% según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía. Se trata de una cifra equivalente a unos 300 millones de euros, de los cuales 90 millones corresponden al consumo doméstico: unos seis euros por hogar. Los 210 millones restantes se ahorrarían en los edificios del sector terciario y en la industria.

Iniciativa europea Aunque existen diversos informes que defienden la eficacia de esta medida, también hay otros que la cuestionan y que llevaron el pasado miércoles a más de 70 eurodiputados de distintos grupos a impulsar una moción para acabar con ella en Estrasburgo.

Los miembros de la Eurocámara anunciaron la presentación de su propuesta ante el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, con el fin de debatirla primero en la Comisión de Transportes y, más tarde, en el pleno, aduciendo que el cambio genera no sólo problemas económicos sino de salud entre la ciudadanía.

En España, el equipo de meteorólogos del portal Eltiempo.es también considera el ahorro energético como “relativo” pues la luz que no se emplea a primeras horas del día “al final la gastamos -al menos, en parte- con los atardeceres más tempranos” ya que “en muchos hogares se vive más bien durante la tarde”.

Así lo recalcó a Efe la meteoróloga Mar Gómez, quien cree que con los actuales sistemas de iluminación, “automáticos y más rentables”, podría replantearse la estimación de ahorro que se maneja así como la verdadera necesidad de cambiar el horario dos veces al año. Gómez también advirtió de las consecuencias “poco convenientes” de este cambio para el turismo, ya que “muchos europeos vienen huyendo de anocheceres tempranos” en sus países y se encuentran con un ajuste “que no les beneficia”.

Algunas organizaciones ecologistas tampoco están muy convencidas de la eficacia de este medida, como es el caso de Greenpeace, cuya portavoz Sara Pizzinato aseguró que “no puede ser la única” para fomentar el ahorro energético. “España tiene un potencial enorme de reducción del consumo de electricidad y de mejora de su eficiencia energética”, insistió, denunciando la existencia de facturas “insensibles al consumo, que no incentivan el ahorro” mientras al mismo tiempo una parte importante de los edificios son “auténticos agujeros negros energéticos”.

Pizzinato cree que un sistema energético “con un elevado nivel de eficiencia” y que obtuviera un 95% de electricidad de fuentes renovables permitiría generar para 2030 más de 3 millones de empleos y reducir la factura energética en un 34%.

Adaptación Desde el punto de vista de la salud, las personas mayores son probablemente las más afectadas por el cambio de hora ya que, según la Sociedad Española del Sueño (SES), pueden llegar a tardar hasta dos semanas en adaptar su sueño al nuevo horario. El coordinador del grupo de cronobiología de la SES, Javier Albares, señaló que en los niños y las personas mayores el reloj biológico es menos flexible y se adapta peor a los cambios. “Hay un desajuste biológico entre el reloj biológico y el reloj social, que es el que cambia, por lo que nuestro cuerpo necesita unos días para adaptarse”, explicó Albares.

En todo caso, cuando sean las 3.00 horas de esta próxima madrugada, habrá que retrasar los relojes hasta las 2.00 para contar con una hora más de sueño, o de fiesta.