madrid - Más de cincuenta años después de que miles de niños se contagiaran en el Estado español del que fue el último brote de poliomielitis, los afectados, que tienen entre 53 y 67 años, sufren ahora la segunda parte de su enfermedad, el llamado síndrome pospolio, que afecta a músculos y articulaciones. Son los conocidos como niños de la polio toda una generación que, entre 1950 y 1964, contrajeron este agresivo virus que invade el sistema nervioso, puede causar parálisis en cuestión de horas y sus síntomas iniciales son fiebre, cansancio, cefalea, vómitos, rigidez del cuello y dolores en los miembros, según la OMS. La vacuna no llegó a España hasta 1963, una década después de que fuera inventada por Jonas Salk.
Antes de ese año, según denunció ayer con motivo del Día Mundial de Lucha contra la Poliomielitis, la presidenta de la Asociación de Afectados de Polio y Síndrome Pospolio, Lola Corrales, el régimen franquista vacunó a 200.000 niños en el ámbito privado. Los afectados critican que la dictadura ocultó esta enfermedad incurable para tapar los miles de contagios que se podrían haber evitado. La vacuna consiguió reducir los casos en más de un 99% -de 350.000 en 1988 a 74 en 2015- y erradicarla en algunos países, pero entre un 25 y un 80% de los afectados está desarrollando, casi cinco décadas después de la infección, secuelas que les abocan a ir en silla de ruedas.
Aunque se calcula que en España hay unas 300.000 personas con secuelas de la polio, no existen registros sobre una enfermedad que, cuando se convierte en síndrome pospolio, se caracteriza por la fatiga y una debilidad muscular progresiva y suele desencadenarse tras una caída o un trauma psicológico como una separación o la muerte de un ser querido. Es el caso de Lola Corrales, madrileña que a sus 59 años se lamenta de no poder coger en brazos a su nieto, de dos meses, algo que sí podía hacer con su hijo. “Es muy duro, hemos estado aquí siempre, la mayoría con una discapacidad de por vida. Hemos conseguido, a base de muchos esfuerzos, una vida, y cuando crees que ya lo tienes todo controlado, con tu familia, tu casa, tu trabajo, llega de nuevo el problema”, explica.
“Los dolores no nos dejan” Coincide en lo mismo Rosa Hernanz, del Colectivo de Niños y Niñas de la Polio. “Antes no nos dolía nada y éramos gente con mucha fuerza de voluntad. Hemos sacado adelante estudios, trabajo..., pero ahora los dolores no nos dejan, estamos en silla de ruedas”, señala. Ahora, en el Día de Lucha contra la Poliomielitis, piden ayuda al Estado para hacer frente a esta enfermedad que se podría haber evitado si el régimen franquista hubiera extendido la vacunación a todos los niños, en lugar de administrarla “a escondidas”.
La Asociación denunció al Estado por negligencia, pero el caso se archivó por falta de identificación de los culpables. Los afectados reclaman a la administración ayudas técnicas, protésicas y ortoprotésicas ajustadas a las necesidades de cada uno de los pacientes y no sujetas a un catálogo, así como los tratamientos adecuados a cada caso y fisioterapia gratuita. Piden también una atención integral sobre un síndrome desconocido para la mayoría de los médicos, que no tiene tratamiento y que les llega “de repente” como “un mazazo que nadie espera”. - Efe