bilbao - La economista pakistaní es miembro del Panel de Alto Nivel de la ONU sobre el Empoderamiento Económico de la Mujer y asesora de Desarrollo Estratégico Global y del Banco Mundial de Naciones Unidas en cuestiones de género. Estos días ha visitado Euskadi invitada por la ONG Baltistán Fundazioa que trabaja por el desarrollo humano, integral y endógeno de la personas de las comunidades del Valle de Hushé, en Baltistán, una aislada región de alta montaña en el norte de Pakistán.
Asesora del primer ministro del Punjab. ¿Por qué ayudar específicamente a las mujeres?
-Porque dar ayudas a las mujeres es desarrollar más rápido una comunidad. El Punjab tiene 110 millones de habitantes, es una de las zonas más desarrolladas del país, pero necesitamos la ayuda de ONG como Baltistán para trabajar en lugares desfavorecidos. Sobre su pregunta, está demostrado que el empoderamiento de las mujeres no es solo una causa social, humanitaria, sino que es una ventaja comercial.
¿Es algo global?
-Sí. Al empoderarse las mujeres el beneficio es para toda la sociedad. No solo socialmente sino también económicamente, a nivel de mercado. Hay investigaciones que demuestran que teniendo más mujeres en puestos de poder los beneficios de la empresa crecen un 26% y eso es algo que está demostrado. A escala global hay 28 trillones de dólares que se dejan de generar debido a que hay mujeres que no están en el mercado laboral.
Cuando habla de apoyar a las mujeres. ¿A qué niveles de educación se refiere?
-Trabajo con mujeres que ya están en el mundo laboral o que ya tienen ese potencial. En Pakistán las mujeres son la mitad en el sistema educativo y el 50% de los graduados universitarios. Pero solo el 10% llega al mercado laboral. El objetivo es aumentar el porcentaje de las que se gradúan y favorecer su acceso al trabajo con los mismos derechos que los varones.
¿Encuentran apoyo entre los hombres o son reticentes?
-Poco a poco va cambiando. A nivel mundial y en el propio Pakistán nos hemos dado cuenta de que las mujeres por sí solas no pueden conseguirlo todo. Debemos incluir a los hombres en este movimiento. Hemos lanzado iniciativas mundiales en las que se trabaja también en Pakistán en las que se incluyen a los hombres para apoyar el empoderamiento de las mujeres. Por ejemplo, la campaña Campeones, hombres del cambio.
Al margen de la educación ¿en qué otros campos actúan con las mujeres: derechos laborales, sexuales...?
-Al centrarnos en el empoderamiento económico tenemos que hacer hincapié en el empoderamiento central en valores, en el acoso, porque todos juntos hacen que podamos dotar a las mujeres del poder económico y de un aumento en su emancipación. Por ejemplo, en Punjab hemos establecido que las mujeres tengan derecho a ir al juzgado y denunciar si sufren acoso en el trabajo. También hemos creado un centro de ayuda para que las que están bajo la violencia doméstica puedan recibir apoyo.
Trabaja para una organización supranacional, pero visita Euskadi con una ONG. El Punjab es una zona próspera. ¿Por qué organismos privados deben seguir ayudándoles?
-Es cierto que en Punjad y Pakistán en general en agricultura e industria hay mucha riqueza y muchas oportunidades de empleo. Pero necesitamos fundaciones como Baltistán porque actúan en regiones que el Gobierno ha dejado de lado porque no tienen interés industrial. Así que ayudan a esas personas en las que el sector industrial y comercial se fija poco. Necesitamos ONG que estén en la base de la economía y de la sociedad para que esta región pueda pasar de esa base y empezar a entrar en el sistema global del país.
Las mujeres como objetivo transversal. ¿Cuáles diría que son las necesidades más importantes que tienen para su desarrollo en el Punjab?
-No hay un único problema; el desafío del empoderamiento de la mujer es muy complicado y complejo; hay que tratar muchos temas tanto a nivel individual como colectivo y trabajar con diferentes agentes desde la economía, el gobierno, el sector privado, la sociedad civil, el mundo académico e incluso los medios. Pero sobre todo centrarnos en el individuo, en la mujer, en lo que quiere alcanzar ella.
¿Usted pudo elegir su camino?
-Sí. Mi contexto era muy religioso y de familia conservadora. Decidí romper todas esas barreras y estar donde estoy hoy. Yo creo que es un nexo de muchos problemas complejos, el gobierno, la sociedad civil, la empresa privada, los medios, pero la clave para sobrepasar todas esas barreras está en la mujer, en su educación y capacidad de empoderamiento.
De verdad, el empoderamiento de las mujeres: microcréditos, dignificar a la mujer... ¿Confirma que es eficaz para el desarrollo de la sociedad?
-Sí. Yo soy la prueba de ello, pero además hay estadísticas de la ONU que dicen que tanto la salud, educación, el futuro de los niños y niñas mejora mundialmente cuando se empodera a las mujeres. El desarrollo es notable y demostrable cuando se empoderan.
¿Qué hará en su visita a Euskadi?
-El fin es conocer gente y compartir el trabajo que Baltistán y la ONU hacen en Pakistán para crear relaciones; también presentar la otra cara de Pakistán porque lo que aparece en los medios no es ni el 1% de la realidad del país. Compartiré la realidad de las mujeres pakistaníes y las oportunidades que mi país puede ofrecer.