BILBAO. Así lo ha comentado hoy el lehendakari, Iñigo Urkullu, durante la inauguración en Bilbao de una jornada sobre prevención de adicciones que reúne a profesionales y expertos de Islandia y Euskadi, con el objetivo de aprender de las políticas de prevención desarrolladas en el pequeño país nórdico.

Urkullu ha recordado que ya en 1988 Euskadi aprobó su primera ley de drogodependencias, con sucesivos planes de adicciones. Este verano se aprobó el séptimo, cuyo propósito es disminuir el consumo de sustancias adictivas. Miren Dorronsoro, directora de Salud Pública y Adicciones, ha explicado hoy este plan, que incluye formar a más de mil profesionales para afrontar el problema.

Tras el discurso inaugural, ha intervenido Jó Sigfúson, director del Centro Islandés para la Investigación y el Análisis Social y responsable del programa "Youth in Iceland" (Juventud en Islandia), puesto en marcha en 1998 y que ha logrado notables resultados en la prevención del consumo de drogas entre adolescentes en ese país.

En Euskadi se ha reducido la incidencia del tabaquismo, pero sigue siendo preocupante el consumo intensivo de alcohol, sobre todo entre los jóvenes.

En cambio, en Islandia solo el 5 % de los jóvenes entre 14 y 16 asegura haber tomado alcohol durante el mes anterior, y apenas un 3 % dice fumar tabaco a diario y un 7 % haber consumido hachís al menos una vez en el último mes.

Jó Sigfúson ha explicado que no basta con explicar a los niños lo negativo de las drogas, sino que las claves son la implicación de los padres y ofrecerles actividades extraescolares. Pasar más tiempo con los hijos y llenar su vida fuera de la escuela con deporte, música o teatro.

Islandia dedicó más dinero a financiar estas actividades extraescolares, como por ejemplo, con la creación de campos de fútbol bajo techo, lo que ha conllevado también un éxito futbolístico para el país, que se ha clasificado para un Mundial por primera vez.

A su vez, se combinó con restricciones: ya en el 2002 se prohibió que los niños menores de 12 años y los adolescentes de 13 a 16 años anduvieran solos por la calle después de las ocho y las diez de la noche, respectivamente, "permiso" que se alarga hasta la medianoche en verano.