Bilbao - Euskadi no está libre de peligro de un brote de sarampión, una de las enfermedades más agresivas ya que un solo paciente puede contagiar hasta a veinte personas. Lo que parecía una patología a punto de extinguirse está repuntando en toda Europa por el descenso de vacunaciones; y los expertos alertan de que, aunque se trata de una enfermedad controlada, podemos asistir a su reaparición en cualquier momento. “Tenemos el sarampión a las puertas de casa y si no estamos suficientemente protegidos no podremos enfrentarnos a un brote”, afirmó contundente el doctor Javier Arístegui, médico especialista en Pediatría y en Microbiología, que habló así del posible retorno de una infección casi olvidada. “Es importante prevenir para que no nos llevemos un susto porque el sarampión mata”, subrayó el doctor en la IV edición del Foro de Vacunas del País Vasco, destacando la importancia de la vacunación.

Los patrones de viaje actuales no dejan a nadie fuera del alcance del virus. “En 42 países se ha podido detener la transmisión endémica del sarampión, entre ellos España. Pero ello no nos exime de poder presentar mañana un brote y tener cien o doscientos casos de sarampión porque sigue circulando a nivel mundial. Hoy se llega desde el otro extremo del mundo en ocho o nueve horas en avión. El virus también viaja y su nivel de contagio es muy alto. Un caso índice contagia de media a unas 18 personas, pero hay estudios que dicen que puede alcanzar a muchas más”, explicó.

Y es que el especialista alertó de que “contagia solo con verlo y sería un auténtico problema que pudiera haber un solo caso de sarampión porque el brote está asegurado. Será mayor o menor dependiendo de la diligencia con la que se afronte, aunque aquí en el País Vasco hay una buena estructura, y está bien protocolizado”, señaló este experto del hospital de Basurto, que es centro de referencia para casos pediátricos sospechosos.

Desconfianza A juicio de este catedrático de la UPV/EHU, quedan retos muy importantes como el de “mantener elevadas coberturas de vacunación en la población infantil dada la creciente desconfianza hacia las vacunas”. “Podemos sacar pecho de unas tasas de vacunación altísimas. Es un éxito apabullante que de cada cien niños se vacunen 97, en pocos países se consigue eso”, afirmó Arístegui. Sin embargo, con el sarampión, las tasas de vacunación en Euskadi descienden hasta el 93,5%, cuando lo ideal sería alcanzar el 96 o el 97%, y siempre son necesarios dos dosis. Todo ello porque cuando el sarampión entra en comunidades de personas sin vacunar, son más probables los brotes.

De hecho, un estudio de la Universidad de Stanford y la Escuela de Medicina de Baylor, en Estados Unidos, aseguran que una pequeña reducción en las tasas de vacunación infantil podría producir un número “desproporcionado” de nuevos contagios que supondría un elevado coste en materia de salud pública.

El culpable del retroceso es el movimiento antivacunas que comenzó en parte a extenderse debido al trabajo realizado por el exmédico desacreditado Andrew Wakefield. En 1998, este facultativo afirmó que existía un vínculo entre las vacunas y el autismo.

Aviso de la OMS Los casos crecientes han puesto también en jaque a la OMS. “Estamos muy preocupados porque, aunque disponemos de una vacuna segura, efectiva y asequible, el sarampión sigue siendo una de las principales causas de muerte entre los niños de todo el mundo y, lamentablemente, Europa no se ha salvado”, declaró la directora regional de la OMS para Europa, Zsuzsanna Jakab. “Los brotes seguirán hasta que cada país alcance el nivel de inmunización necesario para proteger plenamente a sus poblaciones”, reseñó. Es el caso de Italia, donde entre enero y agosto de este año se han detectado 4.400 casos, tres de ellos con resultado de muerte para el paciente y dos de encefalitis. El 88% de los afectados no había sido vacunado.

Caso de Granada El doctor Arístegui también vincula la bajada en la vacunación del sarampión a los movimientos antivacunas. En este sentido, recordó el brote epidémico de sarampión ocurrido en 2010 en el barrio granadino de Albaicín. A raíz de este incidente, representantes de la Junta de Andalucía y especialistas médicos acaban de apoyar la adopción de medidas coercitivas para vacunar en casos de especial resistencia.

La secretaria general de Salud Pública de la Junta de Andalucía, Josefa Ruiz, recordó que su departamento ya se vio obligado a pedir la intervención judicial para vacunar contra el sarampión a un grupo de niños de Granada, cuyos padres se negaban a ello pese a haberse detectado un brote “con una alta letalidad y morbilidad”.

El representante de la Asociación Española de Vacunología, Fermín García Rodríguez, también citó al caso del niño de Olot (Girona) que en 2015 falleció de difteria, enfermedad contra la que no había sido inmunizado y se consideraba erradicada en España desde hacía decenios. “Hay que sensibilizar, formar y educar a la población de la importancia de las vacunas, y es fundamental que todos los profesionales ayuden a concienciar en que la vacuna no cura una enfermedad, la evita, por lo cual es una de las herramientas más potentes de salud pública”.

En este sentido, las autoridades sanitarias ponen el acento sobre la aparición en la península en los últimos años de brotes de enfermedades contagiosas prácticamente erradicadas, transmitidas por jóvenes procedentes de “países desarrollados”, como Alemania o el Reino Unido, “que no habían sido vacunados por la oposición de su padres”. “Un solo caso aislado puede hacer que todo un programa de vacunación se vaya al garete”, enfatizan.

Advertencia. Según la Organización Mundial de la Salud, el creciente número de casos de sarampión detectados en Europa supone como una importante amenaza para los avances que se habían alcanzado en la eliminación de esta enfermedad.

Alarma. La alarma suscitada ha provocado que países como Italia y Francia vayan a obligar a vacunar a los menores para poder asistir a los colegios.

35

Entre junio de 2016 y junio de este año se han producido 35 fallecimientos por esta causa en Europa. La enfermedad sigue propagándose en el viejo continente con el potencial de causar grandes brotes en aquellos lugares donde la cobertura de inmunización haya caído.