madrid - La edición genética o la posibilidad de modificar el genoma de un organismo ha revolucionado la investigación básica en los últimos años, explica el científico Lluís Montoliu, para quien el futuro de estas técnicas no está en aplicarlas en embriones sino en adultos con diversas enfermedades. “Antes de pensar en modificar embriones, con los riesgos que conlleva, debemos investigar y desarrollar tratamientos de edición genética que puedan ser útiles para los pacientes de hoy en día”, señaló a Efe este investigador del Centro Nacional de Biotecnología y miembro del Comité de Ética del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Para Montoliu, el futuro de la edición genética está en la terapia génica somática, una estrategia que si bien aún está en fase de investigación ha dado en los últimos años pasos importantes. Su objetivo es introducir material genético específico en células -no embrionarias- para reparar genes dañados y combatir enfermedades.

Por ejemplo, ya se ha conseguido con terapia genética corregir en ratones la distrofia muscular de Duchenne. Se ha reparado un número reducido pero significativo de fibras musculares afectadas y algo parecido podría plantearse en pacientes pronto, una vez los protocolos terapéuticos hayan demostrado seguridad y eficacia.

“La edición genética puede dar esperanzas para curar enfermedades que no tienen cura”, resume Montoliu. No obstante, esto no implica -continúa- que no se pueda investigar en embriones. Montoliu realizó estas declaraciones a raíz de la divulgación en Nature de la corrección de una mutación genética en embriones, responsable de la miocardiopatía hipertrófica, una enfermedad hereditaria que es la causa más común de muerte súbita en atletas.

Montoliu afirma que el éxito de esta técnica en embriones humanos ya se conocía, pero la innovación ahora es la fórmula usada, que consigue promover la corrección del gen mutado a partir de la copia de la madre (heredamos de todos los genes una copia paterna y otra materna). Y lo hace sin introducir otras mutaciones ni inestabilidad en el genoma, lo que hasta ahora no se había conseguido.

“Aunque este artículo nos haga reflexionar -por las mejoras planteadas-, yo no aplicaría por prudencia la edición genética en embriones mientras sigan existiendo estrategias más sencillas, como el diagnóstico genético preimplantacional”. La manipulación de embriones arrastra además cuestiones éticas, por eso -cree- ha llegado el momento de iniciar un debate sobre éstas y las implicaciones sociales para posteriormente legislar su uso y aplicación. - Efe