Iruñea - La ganadería Miura protagonizó ayer el último y más rápido de los encierros de estos Sanfermines, cumpliendo el guión. Los mozos no pudieron aguantar el vertiginoso ritmo que impusieron los toros en una carrera bastante limpia y estéticamente bonita que lideraron los toros desde el final de la cuesta de Santo Domingo.

Los siete encierros que llevaban los mansos en sus patas hasta entonces, junto a la velocidad del astado, hicieron que se quedaran descolgados antes de enfilar la calle Estafeta ofreciendo, en algunos casos, cortas pero bonitas carreras y en muchos otros caídas a causa de los atropellos. Dos minutos y diez segundos tardaron los seis toros en recorrer el recorrido de este último encierro, la mejor marca de la feria. La carrera comenzaba con uno de los mansos encabezando la manada, pero no fue más que un espejismo ya que a la altura de la mitad de la cuesta de Santo Domingo dos de los Miura ya se abrían camino entre los corredores que veían cómo se hacía imposible aguantar más de unos pocos metros delante de ellos. Los mozos eran arrollado por los morlacos que parecían decididos a llegar a la plaza de toros lo antes posible y no cayeron en distracciones.

El resbalón de uno de los toros cuando la manada entraba en el tramo de Mercaderes hizo pensar que podría partirse el grupo, pero el derrape en la curva de Estafeta unió de nuevo a los seis toros. A esas alturas de la carrera tan solo uno de los mansos había sostenido el ritmo mientras que el resto se había ido quedando atrás. En el tramo de Estafeta continuó la tónica general de la carrera. Se pudieron observar numerosas caídas de corredores que no eran capaces de mantenerse delante del astado, pero también hubo otros que protagonizaron bonitas careras. Cuando la manada llegó a la mitad de la calle, el único manso que había logrado seguir en el grupo de toros se quedó atrás, dejando a los seis toros solos para enfrentarse al último tramo del recorrido.

Peligro en telefónica Con la llegada de los Miura a Telefónica se vivieron los momentos más peligrosos de la mañana. El primer susto se lo llevó un mozo con polo verde que vio cómo era arrollado por uno de los toros que encabezaba el grupo y pasaba su asta derecha cerca de su cabeza. El corredor, habitual en los encierros, no sufrió cogida y cayó al suelo. Pero sin duda el momento de mayor peligro en los poco más de dos minutos que duró el encierro se vivió unos metros más adelante, cerca de la entrada al callejón. Como ha venido siendo habitual en los encierros de este año, la inercia de la curva de Telefónica, que perfila al astado hacia la entrada a la plaza, hizo que tres de los Miura chocaran con varios mozos que intentaban subirse al vallado. Algunos recibieron un fuerte impacto en la cabeza del asta de los morlacos, que impactaron a una gran velocidad.