DONOSTIA. "Si hay tanto público hoy aquí es porque realmente se trata de un duelo jurídico de primer nivel", fueron las palabras con las que, al inicio de la vista, el fiscal del caso, Jorge Bermúdez, se dirigió a los miembros del jurado para referirse a la participación de ambos letrados en este juicio, cuya celebración está prevista hasta finales de mes en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa.

En este lugar deberá dilucidarse si el niño Julen S.L., cuyo cadáver fue descubierto el 1 de diciembre de 2011 con una herida de arma blanca en un domicilio del barrio donostiarra del Antiguo, fue víctima de un asesinato, se suicidó o se clavó accidentalmente un cuchillo mientas intentaba abrir una hucha con esta herramienta.

Al igual que el fiscal, que reclama 18 años de cárcel para el padre del menor, Iruin, curtido en juicios como el deLasa y Zabala y abogado de Arnaldo Otegi, considera que el progenitor mató a su hijo de una única y certera puñalada con el fin de vengarse de su exmujer y madre del niño, de la que se estaba divorciando, y pide por ello 20 años de reclusión.

Por su parte, el octogenario abogado Miguel Castells, con una decena de "jurados" a sus espaldas, demanda la absolución de su cliente.

Para este letrado -que defendió a Mikel Otegi absuelto y posteriormente condenado por matar a dos ertzainas en Itsasondo-, el padre ni siquiera estaba en la habitación cuando se produjo la muerte, aunque sí en otra dependencia del piso que la familia iba a abandonar debido a la separación de la pareja.

La primera de las tres semanas que está previsto que dure este juicio ha respondido ampliamente a la expectación que el caso ha levantado en el País Vasco, ya que al interés del enfrentamiento entre Iruin y Castells -ambos fueron exsenadores hace años en representación de la desaparecida Herri Batasuna- se ha unido la presencia ayer en el juicio del reputado antropólogo forense Francisco Etxeberria, cuya intervención fue determinante en el caso de los dos niños de Córdoba asesinados por su padre, José Bretón.

Etxeberria compareció en el juicio de Donostia, como perito de la acusación particular, para respaldar la hipótesis homicida como la forma más probable de la muerte de Julen, situación no compartida por los forenses del Instituto de Medicina Legal del País Vasco que, aunque en un momento consideraron que lo sucedido respondía con mayor certeza a un suicidio, posteriormente han defendido que la causa que mejor se acomoda a las circunstancias de la muerte de Julen fue accidental.

A esta posibilidad apunta también el testimonio del padre del niño, quien el pasado martes relató cómo, al escuchar un ruido en el dormitorio en el que se encontraba el menor y no obtener respuesta a sus llamadas, acudió rápidamente al lugar y se lo encontró caído entre la cama y un armario empotrado con un cuchillo en el pecho que, al ser extraído, le ocasionó una gran hemorragia.

En su imprecisa y deslavazada declaración, este hombre no supo dar una respuesta clara a por qué, en esa situación, no demandó ayuda para su hijo a través de su teléfono móvil o a gritos por una venta. Se limitó a señalar que en ese momento quiso morir con su hijo, tras lo que entró en una estado de shock que le llevó a autolesionarse y abandonar el domicilio para pasar siete días en paradero desconocido hasta que se entregó a un amigo ertzaina.

Está previsto que el juicio reanude sus sesiones el próximo lunes con declaraciones de distintos testigos, entre ellos, la de la madre del menor.