sangüesa - La korrika atravesó ayer Nafarroa entre claros y nubes y no se libró de la anunciada lluvia que hizo acto de presencia asobre las cinco de la tarde, coincidiendo con su entrada en Sangüesa. Emotiva y reivindicativa, la tercera jornada se inició en Castejón, a donde llegó pasada la media noche. Unas setenta personas corrieron junto a la comitiva de AEK organizadora de la carrera por el Euskera, seguidas de Josu Jiménez portador del testigo por la asociación local Laubide Kultur Taldea de la ciudad, cuyo Ayuntamiento también la respaldó con la compra de 1 km.
Hasta la Ribera se desplazaron también jóvenes de Iruñea, que iluminaron la noche con bengalas de colores y banderas, al tiempo que gritaban en favor del euskera y de los gaztetxes de Iruñerria.
La carrera alcanzó la Zona Media por la mañana, y en Olite vivió momentos álgidos en los que transmitieron con fuerza la ilusión de haber logrado el Modelo D para el próximo curso. La comitiva automovilística quedó aparcada para que sus calles vibraran con los gritos de los participantes y de las gaitas que resonaron entre sus casas de piedra. Tafalla fue la multitud, también con respaldo municipal, masiva y luminosa a una con el mediodía. Según la organización, Tafalla también se mostró reivindicativa, con gritos favorables a la inclusión en la denominada Zona Mixta.
Cercana la hora de la comida, la Val de Aibar se llenó de cuadrillas de sus pueblos, y de otros de la comarca que no estaban dentro del recorrido. En Aibar atravesó el pueblo seguida del testigo que pasó entre las manos del alcalde, Pedro Lanas y los ediles, Aritz Burguete, y José Julio Burguete. Les siguieron representantes de la banda, de la Coral Aritza, Panadería Aibar, la txozna, e Ipar Haizea. “Ha sido un éxito total. Ha corrido muchísima gente, casi 300, de todas las edades, sobre todo jóvenes”, manifestaba el alcalde.
La de ayer fue una jornada de ayuntamientos comprometidos, como el de Aibar, con su kilómetro, el de Aoiz, que se trasladó hasta esta villa. Su alcalde, Unai Lako, con parte de su equipo municipal.
Pasadas la cinco de la tarde llegó la Korrika a Sangüesa y comenzó a llover. “Es una agua que no se nota”, expresó emocionado Ángel Navallas, tras portar el testigo que la introdujo en la ciudad con el puente abarrotado. Era el kilómetro del Ayuntamiento, seguido por alumnado de AEK, EH Bildu, Gazte Asamblada, Mayayo, Bi Haizetara y la ikastola.
Desde Ventas de Judas a Lumbier fue muy numerosa, prácticamente ocupando los dos carriles. Precedida por otros colectivos, entró en la calle Mayor tras el testigo portado por la sociedad Askagoiti, compartido, con emoción contenida, entre Mar Labairu y Pili Gogorzena. La ikastola les tomó el relevo, y por las estrechas calles se encaminó hacia el Valle de Roncal, a donde llegó entrada la noche.