barcelona - Dos tripulantes de un pesquero -un marroquí y un senegalés de 34 y 37 años de edad respectivamente- se encuentran desaparecidos y otros dos fueron rescatados después de que un mercante ruso chocara con la embarcación y causara su hundimiento a milla y media del puerto de Barcelona.

La colisión, de la que avisó la tripulación del propio mercante, se produjo a las 15.15 horas cerca de la boya Sierra, frente a la bocana sur del muelle barcelonés, cuando el buque ruso, de nombre Midvolga 2, se estaba alejando del puerto, según fuentes de los servicios de emergencia.

A consecuencia de la colisión, el barco pesquero se hundió, con cuatro personas en el interior, dos de las cuales fueron rescatadas con vida por los propios tripulantes del mercante ruso, aunque con síntomas de hipotermia.

Los dos pescadores rescatados son dos hombres de 45 y 50 años de edad, que fueron trasladados a un centro hospitalario, aunque su estado no reviste gravedad.

Los otros dos marineros desaparecidos están siendo buscados por efectivos del equipo de buzos de la Guardia Civil, los Bomberos de Barcelona y Salvamento Marítimo, que también fletaron a un helicóptero para participar en el rescate.

El delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, se dirigió al puerto de Barcelona para ponerse al frente de las tareas de coordinación de la emergencia, mientras que la Generalitat de Catalunya se puso en contacto con el consulado de Moscú en Barcelona para analizar lo ocurrido.

El Midvolga 2, un mercante de 140 metros de eslora y 17 de manga dedicado a transportar gasóleo y productos químicos, debía zarpar hoy del muelle de Barcelona en dirección al puerto de Alejandría. Según las fuentes consultadas, el mercante no expulsó ningún tipo de vertido tras colisionar con el pesquero.

El Sistema de Emergencias Médicas (SEM) envió a tres ambulancias al lugar del suceso para atender a los tripulantes del siniestro.

El último accidente similar que se recuerda en el puerto de Barcelona fue en abril de 2014, cuando se declaró un incendio en la sala de máquinas del barco L’Escandall. - Efe