bilbao - Manuel Gómez es presidente de la Sociedad Española de Odontología Digital, una especialidad imprescindible para abordar con solvencia a los pacientes ‘bruxistas’.
¿Un niño pequeño puede ya sufrir bruxismo?
-Sí. Hay un aumento en los niños con problemas emocionales. Chavales con padres separados, conflictos en el colegio, con los amigos... son críos que empiezan a desgastar sus dientes y a tener problemas en la mordida. Un estudio comprobó que, en aquéllos con mayor exacerbación del bruxismo, sus análisis de orina detectaban más dopaminas, neurotransmisores y sustancias que hacen que el niño sea más nervioso y más activo.
Pero el problema se agrava en la preadolescencia.
-De hecho estamos viendo mucho bruxismo en preadolescentes entre los 10 y 12 años. Y el problema se agudiza entre los 17 y 20 años.
¿Ese rechinar de dientes conlleva roturas?
-Por supuesto que conlleva roturas. Pero el principal problema que tenemos con el bruxismo es que son pacientes a los que desgraciadamente no les diagnosticamos de una manera precoz. Es importante que el especialista vea que es un paciente con problemas articulares en la mandíbula, que rompe sus dientes, o que rompe cualquier rehabilitación que podamos poner en su boca.
Antes solo los mayores presentaban desgaste dental. Curiosamente ahora la cosa cambia.
-Sí y es llamativo porque entre la tercera edad prácticamente el bruxismo no existe. Se da más en gente joven con gran actividad muscular, con estrés, con responsabilidad. Si observamos incluso personajes de la vida política y social, vemos como aprietan los dientes porque sus músculos maseteros se hinchan. Es gente que no puede controlar la tensión y hace una fuerza tremenda. A veces esa fuerza al apretar puede llegar a los cien kilos.
Muchas veces los síntomas llegan a confundir.
-Los pacientes debutan con síntomas como dolores de cabeza. Hay pacientes que no entienden por qué tienen esos cambios de humor, esas jaquecas, que no duermen bien por la noche, que no cogen la postura, que se despiertan con una sobrecarga muscular en la mandíbula... Acaban yendo al otorrino, al neurólogo, y, sin embargo, son pacientes a los que los estomatólogos debemos tratar precozmente porque si hacemos un buen diagnóstico podremos solucionarles grandes problemas.
¿La ansiedad tiene la culpa?
-Sí, está demostrado. Estrés, ansiedad y factores emocionales. En nuestro día a día, en nuestra actividad cotidiana, cada vez apretamos más los dientes sin darnos cuenta. Ese es el bruxismo de vigilia, el diurno. Y luego tenemos el bruxismo nocturno que es cuando rechinamos los dientes al dormir. Normalmente como suele producirse en la etapa de sueño profundo, tampoco nos damos cuenta, se percata la persona que tenemos al lado. Eso es debido al estrés y a la carga emocional que estamos sufriendo día a día. Y es lo que los profesionales debemos diagnosticar y tratar.
Va mucho más allá que la colocación de una férula.
-La colocación de una férula de descarga o lo que llamamos placa oclusal, no quita el bruxismo. Es el tratamiento coadyuvante que ponemos para que el paciente no rechine los dientes. Pero no podemos soltarle solo una férula a alguien que viene a la consulta. Porque es como si a un paciente que viene con dolor de cabeza, le decimos tómese una aspirina y váyase. Tenemos que abordar el problema desde la raíz. Y hay que analizar todos los factores para poder tratar la etiología del bruxismo que desgraciadamente es multifactorial. Si no, el paciente tendrá que utilizar una férula toda la vida.
La odontología digital ayuda.
-La odontología digital tiene mucho que ver en este tipo de diagnósticos. En nuestra consulta tenemos un scáner donde podemos observar en tres dimensiones la posición de los cóndilos, las prominencias redondeadas en la extremidad del hueso. Un paciente con bruxismo tiene normalmente problemas de ruidos articulares y tenemos que hacer un estudio exhaustivo en el cóndilo dentro de esa articulación para ver si está bien posicionado o no.