Un kilo de testosterona en China cuesta aproximadamente 700 euros y una vez diluida se pueden conseguir 250 botes de 50 mililitros, que en el mercado ilegal se venden por unos 50 euros cada uno. El resultado: 12.500 euros de beneficio a cambio de una pequeña inversión.

La fabricación y venta ilegal de medicamentos para aumentar la masa muscular, cuya base es la testosterona, es solo uno de los ejemplos de un negocio que mueve en el mundo 4 billones de euros al año, según señala el inspector jefe de la Sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje en el Deporte de la Dirección General de la Policía, Javier Molinera de Diego.

Esta sección especializada, formada por 21 agentes, trabaja en coordinación con policías de todas las comunidades autónomas para detectar la existencia de grupos organizados que pugnan por hacerse con el control del tráfico ilegal de medicamentos, un mercado emergente que abarca la producción, el almacenamiento y la distribución.

Un tráfico ilegal que consigue grandes beneficios y que puede poner en riesgo la salud de los ciudadanos, según se ha puesto de relieve en PharmaLog 2016, una jornada en la que expertos de diferentes ámbitos han debatido sobre la cadena de suministros de los medicamentos.

El comercio ilegal de fármacos es el tercero en rentabilidad por detrás del tráfico de seres humanos y el de armas, y compite con el de drogas. Se estima que en España este negocio movió unos 1.400 millones de euros en 2015. Aquí se vende entre un 10% y un 15% de todos los productos falsificados que se distribuyen en Europa.

Además, el año pasado la policía detuvo a 200 personas vinculadas con el tráfico ilegal de medicamentos, desarticuló 12 grupos criminales, desmanteló 9 laboratorios clandestinos de producción de medicamentos e intervino unos 5 millones de dosis.

Se trata principalmente de medicamentos de estilo de vida (aumento de masa muscular, adelgazantes, tratamiento de disfunción eréctil, etc), ansiolíticos y también productos milagro, como los destinados al tratamiento del cáncer, que tienen un amplio mercado procedente de pacientes terminales que quieren creer que se van a curar.

beneficio astronómico Normalmente la fabricación de una dosis de un medicamento milagro cuesta 10 céntimos y se puede vender por entre 450 y 500 euros. “El beneficio es brutal”, subraya este experto.

Internet es la plataforma de distribución de todos estos productos. Cuando se detecta una página, se pone en conocimiento de la Agencia Española del Medicamento, que la bloquea.

A partir de ahí, la policía investiga a las personas que han comprado para comprobar si se trataba solo de autoconsumo (no es ilegal) o para traficar.

Por ejemplo, según explica el inspector, “mucha gente en vez de comprar un ciclo de anabolizantes que le cuesta 600 euros, compra 10, los vende un poco más caros y el suyo le sale gratis”.

Pero, ¿cómo se distribuye?. “Se necesita una plataforma que puede ser una página web, bien un boca a boca en los gimnasios o a través de empresas de suplementos deportivos”.

El tráfico ilegal de medicamentos es un negocio en expansión, “aunque no sabemos si es porque cada vez hay más personas que se dedican a ello o porque estamos más preparados y detectamos más”, asegura el inspector.

El problema “en muchas ocasiones” es que tanto la página web como la plataforma de producción y logística están asentadas en países extranjeros, principalmente en India, Pakistán y Bulgaria, aunque la distribución final llegue a España.

“todo es falso” El inspector insiste en advertir a los usuarios de que no compren medicamentos en internet “porque es todo falso o inventado”. No se sabe la composición, ni si lleva principio activo y, en caso de tenerlo, se desconoce cuál es su concentración, o las interacciones con otros productos.

De hecho, en alguna operación la policía ha detectado que el aglutinante utilizado para compactar pastillas era un pesticida. Este experto incide en que el crimen organizado está asumiendo este negocio como parte de su rutina. ¿La razón?. “Con un kilo de cocaína puedes doblar el beneficio, pero no es lo mismo que multiplicar por diecisiete”.

Además, al beneficio económico hay que añadir el bajo coste penal, pues mientras que el tráfico de drogas se penaliza con cinco años de cárcel, el de medicamentos no llega a dos.