Bilbao - Los voluntarios son un pilar esencial de los cuidados paliativos. Maria Jose lleva tres años en San Juan de Dios en el centro de soporte emocional, un área para desconectar, donde el psicólogo lleva a cabo actividades tanto con residentes, como con familiares en duelo a los que también se suele hacer un seguimiento. “Se trabaja muy bien aquí porque prima la positividad. Aquí atendieron mi duelo y pensé que podía quedarme”, asegura. “Gracias a ellos, valoras mucho las cosas que tienes como el simple hecho de poder ir sola al baño y relativizas todos los problemas”, comenta.
Jose Carretón lleva un año como voluntario. Quería hacer algo que mereciera la pena. Y lo ha logrado. “Estuve en una reunión de Cuidados Paliativos con el doctor Jacinto Bátiz, y al día siguiente estaba aquí. Tendría que haber venido antes”. “Yo tengo una enfermedad crónica, pero vengo al hospital, veo esto y digo lo mío es una bobada, soy un privilegiado”, matiza.
Los voluntarios aseguran que siempre reciben más de lo que dan. Y eso que están dispuestos a casi todo por hacer feliz a sus acompañantes. “Hacemos actividades y les ayudamos en lo que sea. Si hay que ponerles un té, se les pone un té... la clave es que estén a gusto”. Además, gracias a ellos, puede descansar el cuidador. “Con nuestra colaboración, les damos un poco de margen”, subrayan.
Jone Uranga es la más veterana con cinco años de cuidados paliativos. “Ahora me dedico a acompañar a una persona que está en silla de ruedas, si quiere ir a tomar un café, salir un rato al patio o al jardín, ayudarle en su día a día, enfin lo que necesite...” En su larga trayectoria, Uranga dice que nunca le han preguntado “qué va a ser de mí mañana. Es más yo les noto contentos”.
Los médicos siempre les aconsejan que no traigan los problemas de casa al hospital ni lleven los del hospital a casa. Sin embargo, admiten que siempre se hace afinidad con algún paciente y es muy duro volver, por ejemplo, después de un fin de semana y que ya no esté. “Les queremos pero intentamos no cruzar la raya porque si no estarías sufriendo constantemente”. Y es que hasta ahora en San Juan de Dios había paliativos de larga duración, pero con la nueva unidad la estancia media será pequeña, “entre 25 a 30 días”, dicen compungidos. - C. Lago