pamplona - Lo predijo a finales del siglo pasado en el libro Los señores del aire: Telépolis y el tercer entorno, cuando el uso de Internet no se había extendido aún a toda la sociedad, y el tiempo le ha dado la razón. El filósofo y matemático pamplonés Javier Echeverría auguró que en el siglo XXII los señores del aire, los que controlarían Internet y las redes telemáticas, serían los que tendrían el poder. Y así ha sido. En la actualidad, siete de las diez primeras empresas que cotizan en bolsa son del ámbito de las TIC. “Estos señores del aire, que también podríamos llamar señores de la nube, nos dominan por lo que Intenet o lo que yo llamo tercer entorno nos somete a una etapa neofeudal, con una especie de dependencia o servidumbre”, afirmó este filósofo, quien añadió que “cuando damos a aceptar nos convertimos en súbditos de estas grandes empresas que recaban miles de datos de cada uno de nosotros”.
En Los señores del aire: Telépolis y el tercer entorno, Echeverría anticipaba algunos fenómenos derivados de la irrupción de las TIC que, 15 años después, se han confirmado como ciertos. Este matemático dibujó con precisión cómo se iban a establecer las nuevas relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad y auguró la influencia que las TIC iban a tener en las personas y la sociedad. Una influencia que cada vez es mayor.
Su discurso parte de la existencia de tres dimensiones. “El concepto de persona está cambiando. Hoy en día hay que distinguir entre personas físicas, jurídicas y tecnopersonas. Las primeras son entidades físico biológicas, las segundas son sociojurídicas, pertenecemos a la polis, y las terceras son entidades tecnológicas que existen en Internet, en las redes sociales y en otros ámbitos de lo que llamo tercer entorno”, explicó Echeverría. Desde la hipótesis del tercer entorno, la inteligencia artificial, señaló este filósofo, “sería operar inteligentemente desde el tercer entorno con objetos del segundo y primer entorno”. Los seres humanos, señaló, “estamos encantados en este tercer entorno, pasamos cada vez más tiempo ahí porque nos permite aumentar nuestro espacio para la acción”.
Controlados En su intervención, este filósofo puso sobre la mesa algunas de las preocupaciones que sobrevuelan por su cabeza. En primer lugar reflexionó sobre la posibilidad de que las TIC puedan controlar a las personas. “Si desde la nube vamos a poder controlar cómo circulan los camiones o los coches (en referencia a los ejemplos que puso Bustince sobre la posibilidad de que los coches sean autónomos en las Olimpiadas de Japón) si nos ponen un chip en el reloj también pueden hacer circular a las personas. Y esta posibilidad de controlar a las personas a través de las TIC es preocupante. No dudo de que nos puedan hacer más libres pero también más esclavos”.
En este sentido, este filósofo, que ya predijo que los señores del aire, es decir, los que controlaran Internet y las redes telemáticas, serían los que tendrían el poder, advirtió de que “estos señores del aire, véase Facebook o Google, nos dominan por lo que Internet y el tercer entorno nos somete a una etapa neofeudal, con una especie de dependencia y servidumbre. No hay democracia en el tercer entorno”. Y es que cuando damos a aceptar “estamos aceptando las condiciones impuestas por los señores del aire, y nos convertimos en sus súbditos de estas grandes empresas y renunciamos a nuestra condición de ciudadano. Yo siempre aviso que al menos una vez en la vida leáis lo que aceptáis”. Estas empresas almacenan, analizan y venden miles de datos de los usuarios.
Tras abogar por que las universidades avancen hacia la Ciencia de Datos “pero con cautela”, este filósofo cree que “la inteligencia artificial será buena para la humanidad cuando deje de generar beneficios económicos a quien lo quiere patentar. La inteligencia artificial debe ser de acceso público y de software libre. Parece que a partir de ahora toda la investigación financiada con fondos europeos ha de ser pública. Estos es un paso importantísimo, que en el tercer entorno el conocimiento sea público y no esté privatizado”. Su reflexión fue rebatida por su colega Humberto Bustince. “Lo entiendo, pero cuando la Administración pública y lo público te trata como te trata pues tenemos que saca dinero por otras vías para poder sacar adelante nuestras investigaciones y proyectos”.