Bilbao - El clima vasco corre el riesgo de mediterranizarse, con temperaturas sensiblemente más altas, y con menos precipitaciones que, cuando se produzcan, serán muy intensas, prácticamente torrenciales, si se confirman los datos que hará hoy públicos el Observatorio de Sostenibilidad. Con motivo del Día Internacional Contra el Cambio Climático, dicho organismo ha elaborado un informe que alerta sobre los efectos del cambio climático y la necesidad de tomar acciones urgentes. La subida del termómetro será una de las señales de alarma más evidentes. Las previsiones del IPCC apuntan a que el aumento de la temperatura media en Euskadi puede alcanzar, en el mejor de los escenarios, 0,8ºC en 2020 y 1,3º en 2050. En el peor de los casos, el aumento sería de hasta 4ºC.
Tanto los modelos globales como los regionales auguran también una disminución de la precipitación en el País Vasco. Los regionales prevén una reducción de la precipitación de entre un 15 y un 20% para el escenario de final del siglo XXI. Aunque la distribución de la precipitación a lo largo del año no muestra un claro patrón de comportamiento, ésta apunta a un aumento durante los meses invernales (diciembre a febrero) estimado entre un 5-20% y una disminución durante los meses de verano (junio a agosto) cifrada entre un 30-50%. Pero además las lluvias serán muy irregulares. Previsiblemente, disminuirá la frecuencia de días de lluvia que superan los umbrales de 1,5 y 10 mm. y aumentará el número de días que superan los 30 mm. (es decir lluvia muy intensa).
Según investigadores de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad del País Vasco, la subida media del nivel del mar en la costa de Euskadi fue de 1,9 milímetros anuales durante el siglo XX. Pero no solo las zonas bajas costeras están en peligro. Las playas confinadas como las de la costa norte son uno de los puntos más críticos de la península en cuanto a retroceso costero derivado del aumento del nivel del mar y del cambio en la dirección e intensidad del oleaje.
repercusión en los ecosistemas La subida de las temperaturas en primavera y otoño está teniendo ya una clara repercusión sobre la flora y la fauna. Así ha favorecido el crecimiento del roble melojo respecto al roble pedunculado. Se ha comprobado también la expansión de la gramínea sudamericana Carrizo de la Pampa. Se observan cambios en la composición de las comunidades de peces explotados en el golfo de Bizkaia. En 1991 y 2009 se detecta asimismo un incremento significativo de la abundancia de diversas algas rojas calcáreas en toda la costa vasca muy sensibles a la acidificación por incremento de la temperatura.
En la fauna terrestre los efectos secundarios empiezan a ser también catastróficos. Así se estima que el urogallo cantábrico ha perdido el 70% de sus poblaciones durante los últimos 30 años, lo que supone más de un 2% de la población anualmente. En los ecosistemas acuáticos hay consecuencias devastadoras. De los 43 ríos en los que se encontraba tradicionalmente el salmón (Salmo salar), ya solo remonta 20 de la costa cantábrica y gallega, por causas como la sobrepesca, la construcción de presas y otros obstáculos en los ríos, o la reducción de caudales. En España se considera en peligro de extinción y el cambio climático podría suponer el golpe de gracia para los salmones atlánticos.
A su favor, Euskadi tiene que está consiguiendo reducir ligeramente las emisiones, fenómeno que no se produce en el resto de la península. Los autores del estudio sostienen que “España no ha hecho los deberes en cuanto a reducción de emisiones en cambio climático”. Ha pasado de un factor 100 a un factor 115 mientras Europa en el mismo periodo pasaba de 100 a 77”. “España debe apostar por una economía baja en carbono, basada en las renovables, además de empezar a adaptar todos sus sectores productivos al cambio climático. Las ciudades, la agricultura y las costas son especialmente vulnerables y deben de realizarse actuaciones sin más dilación”, afirma Fernando Prieto.
Con esta amenazante situación es necesario ponerse manos a la obra. “Los efectos sobre la biodiversidad del cambio climático se extienden por todo el territorio y afectan a todos los espacios protegidos” manifiesta Raúl Estévez, otro de los autores del informe. Carlos Alfonso explica que “todas las políticas públicas deben de integrar el cambio climático en su diseño y ejecución”. “Las empresas y la sociedad deben de empezar a tomarse muy en serio el cambio climático” “Se está acabando el tiempo para poder actuar con garantías de éxito”, resuelve.
Emisiones. El País Vasco ha reducido ligeramente sus emisiones entre 1990 y el 2014. Pasando de un factor 100 a 97, siendo una de las comunidades autónomas que más las han reducido.
7,36
En emisiones por habitante ocupa un lugar superior a la media, 7,36 respecto a 7. Por hectárea es la cuarta comunidad.