Bilbao - El debate sobre los riesgos y beneficios de mamografías vuelve a estar en el ojo del huracán. Los oncólogos acaban de rechazar hacer una primera mamografía a los 35 años como pretendían los ginecólogos que anunciaron esta recomendación la pasada semana. Ante esta propuesta, el presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Miguel Martín admite que no hay base científica que justifique su uso a estas edades ya que “las mamas son muy densas y no está claro que sirva para aumentar la supervivencia del cáncer de mama en España”. Además, añadió el presidente de SEOM, “no hay que olvidar que la mamografía también tiene efectos secundarios ya que puede suponer biopsias y otras actuaciones médicas que pueden resultar innecesarias”. “Lo único positivo es que podría aumentar la concienciación de la mujer sobre la importancia de vigilarse las mamas, sobre todo teniendo presente que entre una de cada 8-9 mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida y, por ello, no hay que tenerle miedo y estar vigilante”, reconoció.

La única salvedad para hacer un cribado antes de los 50 años, añadió Agustí Barnadas, vicepresidente del Grupo de Investigación en Cáncer de Mama, sería en las mujeres que tienen antecedentes familiares de cáncer de mama hereditario por alguna mutación genética, aunque en estos casos sería mejor utilizar resonancia magnética de mama porque a esas edades con la mamografía “es más difícil su interpretación”.

llueve sobre mojado En esta polémica, llueve sobre mojado. Y es que la Sociedad de Ginecología quería recomendar que las mujeres se hagan su primera exploración clínica acompañada de una mamografía a los 35 años con el fin de determinar el tipo de mama y su morfología, y por tanto, su posible predisposición a desarrollar un cáncer y basan su recomendación en que el número de casos de cáncer de mama ha aumentado.

Sin embargo, la supervivencia no deja de crecer y ya alcanza el 83% gracias a que tres de cada cuatro casos se diagnostica en estadios iniciales, tal y como indicó Dolores Salas, de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Salas insistió en que la edad de cribado está bien establecida y se mostró contraria a rebajarla, puesto que los estudios han evidenciado que por debajo de los 45-50 años no está demostrado el beneficio de las mamografías y tienen lugar falsos positivos e intervenciones innecesarias. Frente a la opinión mayoritaria de la utilidad de estas pruebas, periódicamente surgen estudios discrepantes. Uno de los más relevantes, publicado en el British Medical Journal, ponía en duda que el diagnóstico precoz entre los 40 y 59 años con mamografías sirva para prevenir muertes. El resultado de este trabajo, que siguió a lo largo de 25 años a 90.000 mujeres canadienses, alerta de los elevados casos de sobrediagnóstico (identificación y tratamiento de lesiones que no derivarían en tumores malignos) que se producen a raíz de las pruebas mamográficas, hasta el punto de que en torno al 22% de los supuestos tumores invasivos detectados por las pruebas no lo eran.

Casos al alza. El número de casos de cáncer de mama ha aumentado en los últimos años en todas las franjas de edad y un porcentaje de ellos (cerca del 20%) se da en mujeres menores de 45 años, fuera de los cribados

Tres veces más de 50 a 55. No obstante, la incidencia de esta enfermedad es hasta tres veces mayor en la franja que va desde los 50 a los 55 años.

La supervivencia no deja de aumentar y ya alcanza el 83% a los cinco años del diagnóstico gracias a que tres de cada cuatro casos se diagnostica en estadios iniciales.