bilbao - Los especialistas reivindican dedicar a los ojos en verano la misma atención que a la piel porque éstos también sufre los daños del sol y el calor. Los ojos notan sus efectos, y una muestra de ello es el aumento de los casos de conjuntivitis, uno de los problemas oculares más frecuentes y también uno de los más incómodos para quienes la sufren. “Esta infección ocular es tan común que la mayoría de la población la ha sufrido o la sufrirá al menos una vez en su vida”, resaltan los oftalmólogos.

Se trata de una de las afecciones más frecuentes y tratables en niños y adultos; y también, aunque generalmente no reviste gravedad, una de las más molestas. Según explica Rebeca Atienza, especialista del ICQO en córnea y segmento anterior, “consiste en la inflamación de la conjuntiva, el tejido fino y transparente que cubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo. Esta inflamación hace más visibles los vasos sanguíneos, lo que le da al ojo un color rosado o rojizo”. Y aunque parezca banal causa mucha alarma. “Es lógico, se ponen los ojos rojos, con legañas, con secreciones y con la sensación permanente de tener un cuerpo extraño. Es realmente una afección muy incómoda para las personas que la sufren. Aunque si se trata adecuada y rápidamente, se suele curar con relativa rapidez y además no deja secuelas”, aclara el doctor Javier Araiz, especialista en retina vítreo y segmento posterior del ICQO y profesor de Oftalmología de la UPV.

Las temperaturas cálidas y el contacto con aguas no tratadas como las de ríos, lagos o playas son algunos factores característicos del verano que pueden suponer un peligro para la salud de los ojos, según advierten los expertos, ya que aumenta el riesgo de contraer conjuntivitis en estas fechas hasta en un 25%.

“Es una infección mucho más frecuente en verano, sobre todo las de origen bacteriano que son muy contagiosas, aunque depende mucho de las causas de la infección. También aumentan las alérgicas porque la gente viaja más, y está más en contacto con alérgenos que no suele tratar en su vida cotidiana. Porque, de hecho, al cambiar de entorno, también cambia el habitat de las enfermedades. Las conjuntivitis víricas, por el contrario, son epidémicas, dejan más secuelas y son más graves”, explica Araiz.

Los principales síntomas que nos alertan de poder estar sufriendo una conjuntivitis pueden variar pero, por lo general, incluyen enrojecimiento o inflamación de la parte blanca del ojo. La doctora Atienza, por su parte, recuerda que “la mayoría de los casos de conjuntivitis son leves y mejoran por sí mismos pero es importante a acudir a un especialista si se produce algunos síntomas concretos”. Estos indicadores que marcan la necesidad de acudir al especialista son dolor en el ojo entre moderado y fuerte, sensibilidad a la luz o visión borrosa o enrojecimiento intenso.

Asimismo, Atienza pone de manifiesto que “el problema de la conjuntivitis causada por virus o bacterias es que es muy contagiosa y se propaga fácil y rápidamente de persona a persona, mientras que la conjuntivitis que es causada por alérgenos o sustancias irritantes no es contagiosa. Lo que sí podemos hacer es reducir significativamente el riesgo de contraer conjuntivitis o de contagiarla practicando medidas sencillas de buena higiene”, subraya.