Vitoria - La moda de los tatuajes y los piercings sigue en auge. Casi la mitad de los jóvenes que lleva un pearcing o desea hacérselo en un futuro inmediato desconoce sus riesgos y sus posibles efectos secundarios, a pesar de tratarse de heridas que se infligen a la piel. El desconocimiento de los riesgos se debe a que obtienen información en redes sociales o internet, que no siempre es fidedigna. Un estudio presentado en el congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) reveló que sobre todo los adolescentes se mostraban convencidos de que esas prácticas no entrañan ningún riesgo y aquellos que afirmaban conocerlos se limitaban a citar infecciones locales.
Además, en función de la localización, estos adornos pueden se muy peligrosos. Los dermatólogos ya han alertado sobre el fenómeno de decorar el cuerpo porque “pueden provocar infecciones y enfermedades”. Así advierten de que son un capítulo “muy importante” de las agresiones en la piel. Por ejemplo, un piercing, puede producir queloides (lesiones de la piel formadas por crecimientos exagerados del tejido cicatricial), infecciones y deformaciones de por vida.
El verano parece además el momento ideal para lucir alguno. Sin embargo, no es el mejor momento para hacerlo. En esta época la humedad, el sudor y los baños en el mar y las piscinas aumentan los riesgos de infección, mientras que el sol puede causar una hiperpigmentación en la cicatriz o manchas alrededor del tatuaje.
Los piercings en la boca son los más dañinos ya que son candidatos a causar numerosas lesiones bucodentales tras la colocación tales como inflamación, dolor, dificultades para hablar y masticar, alteración del gusto, sangrado, aumento de la salivación, infección y reacciones alérgicas al material. Otro de los principales inconvenientes derivados del uso de estas anillas orales es la acumulación de bacterias en la zona, que pueden provocar halitosis, dolor, inflamación, sangrado e infecciones. El doctor Francisco Javier Alández, subraya que “en ciertos casos, la cantidad de bacterias acumuladas es demasiado grande como para que puedan ser eliminadas fácilmente y es entonces cuando aparece una infección llamada sepsis, que causa síntomas graves”.
En cuanto a los piercings genitales, otros de los más denostados, pueden provocar obstrucción de la uretra e infecciones que derivan en infertilidad. En palabras del dermatólogo, estos adornos “favorecen la transmisión de determinadas infecciones y enfermedades como hepatitis, sífilis, VIH... Pueden producir heridas en la mucosa y esto es una puerta abierta a la contaminación”.
Prácticas de riesgo En la otra cara de la moneda, se encuentra el hecho de que pueden convertirse en foco de contagio de patologías severas, como pone de manifiesto María Asunción García Gonzalo, enfermera de la consulta de Enfermedades Infecciosas del Hospital Galdakao que imparte un curso para los profesionales que van a realizar “estas prácticas de riesgo”. Y es que el Departamento de Salud exige que las personas que se dediquen a pearcings y tatuajes realicen un curso para conocer los requisitos higiénico-sanitarios básicos. “Yo me dedico a instruir sobre la parte de enfermedades infecciosas, virus, protozoos, e incido en aquellas patologías que tienen que ver con el trabajo que realizan”. “Hago hincapié principalmente en la transmisión del VIH y la hepatitis C porque son inquilinos que no se van a ir de tu vida”, precisa García, para quien, a veces, “la gente que se dedica a esto desconoce la importancia de una buena esterilización, la necesidad de utilizar material desechable o la importancia del uso de guantes y otras medidas”.
“La persona que tenemos en la camilla puede presentar todo tipo de patologías infecciosas, al igual que nosotros, con lo cual las medidas deben ser universales para no contagiarse nunca”. García cita el caso de una chica que asegura que se contagió de sida con un piercing. “Es difícil saber cuál es la vía de transmisión real de un VIH o de la hepatitis C. Aunque una persona con pearcing te diga que no se ha metido una droga en su vida ¿cómo saber si la vía de contagio ha sido la transmisión sexual o que se no ha utilizado el material adecuado en la perforación?”, indica. “Si tú permites que se hagan una serie de servicios, tienes que imponer unas exigencias sanitarias básicas porque hay que educar en salud”, resuelve esta profesional.