bilbao- Fue de la primera generación de mujeres que se incorporó a la práctica deportiva. “He sido una privilegiada porque estudié en el Instituto Tres Galindo de Madrid que en aquella época era bastante progresista; en los 50-60 las escuelas estaban aún segregadas por géneros; había pocas chicas haciendo deporte. Era gimnasta y participé en distintas competiciones, en Viena, en 1964 y ya casada en el 69 me fui a una competición a Basilea”, recuerda sonriente esta rompedora profesora en Ciencias del Deporte y máster en Dirección y Gestión de Deporte ya jubilada, pero que desde el 90 dirige el Seminario permanente Mujer y Deporte de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) de la Universidad de Madrid. Además, es vicepresidenta de la Asociación de Estudios sobre la Mujer del centro. “Hemos asesorado a administraciones y federaciones para que incluyan la perspectiva de género en toda la gestión deportiva y el desarrollo del deporte en su conjunto”, explica Élida Alfaro.

¿Por qué empezó en el deporte?

-Me inicié como gimnasta en el instituto; fuimos campeonas en los años 57-59. Luego he practicado todos los deportes como aficionada, o casi todos, porque cuando te metes en esta práctica te engancha.

Estudió Magisterio y después INEF.

-Sí. Cuando esta materia no tenía rango universitario. Ya desde joven empecé a luchar contra la discriminación de la mujer en el deporte.

¿Qué le movía y mueve a ello?

-El objetivo de cambiar actitudes y romper con aquellos estereotipos que colocan al género femenino en un plano secundario y a la mujer deportista en una situación discriminatoria cargada además de actitudes violentas.

Y en esta lucha, ¿algún logro que le haya producido satisfacción?

-El haber conseguido que la asignatura Deporte y Género sea materia curricular dentro de los estudios de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

¡Desigualdad, desigualdad....! dicen, ¿dónde podemos verla en el deporte?

-Está más en el tratamiento que se le da a la mujer, pero también, digamos, en la escasa práctica deportiva las mujeres, exceptuando la alta competición, en donde se han incluido políticas de incorporación de las féminas desde el Comité Olímpico Internacional, el Comité Español y el Consejo Superior de Deportes.

Políticas incentivadoras para conseguir que las mujeres tengan las mismas oportunidades en la alta competición que los hombres.

-Sí. Por esa razón estamos asistiendo a los grandes éxitos deportivos de algunas mujeres en la alta competición. En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, de las 17 medallas de España, 11 fueron de mujeres; la participación femenina fue del 40% en el mismo rango que el 44% de la media en el ámbito internacional.

Los de Londres fueron los primeros juegos donde todos los países llevaron mujeres en su delegación.

-Sí, fue así porque se han ido incorporando una serie de normas y estrategias. Eso es relativamente fácil hacerlo en el ámbito de la alta competición, que es una minoría de la población; el reto es generalizarlo entre la ciudadanía.

¿En el camino al mundo profesional deportivo hay discriminación?

-Sí. En la mayoría de los casos, la mujer no puede ser profesional. Eso tiene unas connotaciones laborales aún muy serias e importantes. Porque el deporte de alta competición hoy en día es un trabajo. Las deportistas de alta competición entrenan 40 horas a la semana; eso es un trabajo. Por lo general, tienen una beca pero no son profesionales. Con lo cual no tienen Seguridad Social. Además en muchos casos a las deportistas que se quedan embarazadas se les rescinde el contrato. Evidentemente queda mucho trabajo por hacer.

¿Por qué dejan más las chicas a los 16 años el deporte? ¿Es la hora de federarse?

-En las federaciones las diferencias son muy significativas. Por ejemplo, solo el 21% son mujeres. El deporte es una práctica que no coincide con las características o el estereotipo que la sociedad atribuye a las mujeres. Eso hace, probablemente, que las mujeres abandonen su práctica. También a nivel escolar se observa que la actividad deportiva de las chicas genera menos expectativas entre el profesorado, los padres... hay todo un soporte cultural que dificulta y condiciona que las mujeres den prioridad a la practica deportiva de una forma continuada a partir de la adolescencia.

¿Tal vez porque ellas no vean muy viable una carrera profesional?

-También. Piensa que a nivel de reconocimiento social, los deportistas lo están menos que sus compañeros los varones. Hasta hace poco, en el Gran Slam de tenis el premio era menor para ellas; ahora lo han igualado. Y no digamos nada del tratamiento que los medios de comunicación dan a las mujeres deportistas.

Un tratamiento que apuntalan los estereotipos de género.

-Sí. Se fijan más en la falda que lleva una tenista que en el hecho deportivo. Hace poco Mireia Belmonte, con un recorrido deportivo impresionante, decía que para los medios era más importante el corte de pelo de Sergio Ramos que sus medallas. Es así, pero estamos en la lucha para que esto cambie. Llevo años trabajando en esta línea, haciendo estudios que justifiquen la necesidad de medidas para que las mujeres realicen deporte.

Tal vez si no fuera solo una meta profesional, sino una actividad de salud de vida. ¿Esto cambiaría?

-Eso es lo que está cambiando. Muchas mujeres ahora practican ejercicio por salud, por estética. Pero falta mucho camino por recorrer en el ámbito educativo. Los hábitos de vida se adquieren en la escuela y la familia. Pero en la escuela faltan modelos de mujeres en el ámbito deportivo y no genera estos hábitos en ellas de la misma forma que en ellos. En el caso de los hombres esto se ve reforzado por el reconocimiento social que les dan los medios de comunicación y eso no ocurre en las mujeres. Es normal que un niño quiera ser futbolista, pero la niña, no.

Está hablando de factores de presión cultural.

-Sí. Hicimos un estudio en el año 2000 y vimos que los padres apoyan más el deporte de sus hijos que el de las chicas. A ellas las incentivan y las animan cuando el deporte que han elegido coinciden con los deportes del estereotipo femenino: gimnasia, ballet, patinaje... pero cuando una niña elige un deporte que se sale de la norma que se da a las mujeres tiene dificultades, incluso en su propia familia, la escuela. En consecuencia, muchas niñas no tienen equipos de fútbol para poder ser futbolistas.

‘Guapetona’, ‘vete a casa’, ‘a tocar el pito a otro sitio’.... Aún proliferan energúmenos en los campos

-A las árbitras las tienen acribilladas; a la mujer le llaman loba; cosas que nunca debieran ocurrir dentro del ámbito del trabajo. Las frases discriminatorias están a la orden del día. Eso no es más que la muestra de que la cultura confirma los estereotipos de género que te adscriben a un modelo de conducta por el hecho de ser mujer, al margen de tus capacidades y cualidades. Eres mujer y debes de tener este comportamiento y en cuanto te sales de él eres objeto de crítica, cuando no de insultos.

¿Dónde hay que educar: en las escuelas, familias, clubes, en la sociedad, en los mass media?

-Los medios tenéis una responsabilidad enorme. Es cierto que se lucha por la libertad de prensa, pero debería haber un poco más de orientación de impacto para cambiar la sociedad según los tiempos que vivimos y los modelos que se suscitan en la sociedad; las mujeres siguen apareciendo bajo el prisma del estereotipo femenino más retrógrado parecido en la familia y en la escuela.

Por qué el deporte es un instrumento extraordinario para el desarrollo de las mujeres y de los hombres.

-Proporciona autoconfianza y una sensación de libertad corporal en la mujer que va más allá del modelo estético, fomenta un modelo de mujer funcional que con su cuerpo puede hacer cosas, no solo fotografiarse. Establece relaciones sociales en un plano de igualdad. El deporte proporciona una situación de igualdad.