De los anticonceptivos a la orientación sexual y a los problemas de pareja. Las demandas que atienden las asexorías (asesorías sexológicas) públicas han cambiado mucho a lo largo de los años, pero no el público al que van dirigidos: la población joven. Al menos así lo aseguran desde las asexorías de Erandio, Gasteiz y Zarautz, tres centros de Euskadi que se encargan de dar respuesta a las dudas y consultas de la población vasca.
Joana Gainza, del centro de Atención a la Pareja Biko Arloak, es la sexóloga encargada de la localidad de Erandio desde hace seis años, si bien la asexoría lleva abierta desde hace ocho. Según explica, el servicio está pensado para que sea puntual, pero a veces las dudas requieren un mayor trabajo. “La gestión de emociones o los conflictos de pareja requieren más de una consulta, por ejemplo”.
Más allá del asexoramiento, Gainza indica que también trabajan con programas breves de educación sexual en todos los centros de la comarca. Precisamente, es en estos últimos donde suelen “enganchar” a los jóvenes para que acudan a la asexoría si lo consideran necesario. “Y además también ofrecemos un servicio de asesoramiento presencial y movilidad al colegio para ayudar a orientadores y profesores, así como también a centros de salud”.
Según comenta Gainza, al año reciben entre 20 y 50 consultas. Entre ellas, una de las dudas con las que más se encuentra es la diferencia entre atracción, enamoramiento y amor. El primero sería un deseo erótico por una persona en particular. “Este deseo, maximizado, acabaría convirtiéndose en el enamoramiento”, continúa. Durante esta etapa solo se ven las virtudes de la otra persona, pero no los defectos. Es más, los psiquiatras califican esta etapa como fase de enajenación transitoria. “Es decir, como un estado de locura en el que nos obsesionamos con el otro y lo idealizamos”.
No es hasta que la pareja -en el caso de llegar a ella- se estabiliza, se desarrolla y evoluciona, cuando se alcanzaría la etapa del amor. “Es ese momento en el que se empiezan a ver los defectos de la otra persona y, tras un análisis de costes y beneficios, se decide continuar o no con la relación”, explica Gainza. En otras palabras: es cuando se empieza a tomar una mayor consciencia de lo que puede aportar la relación. “Frente a la irracional idealización del amor romántico, este amor es más racional y más consciente”.
Aitziber Estonda, por otro lado, es la sexóloga la asexoría de Zarautz desde hace dos años. Si bien su servicio en un principio estuvo más dirigido a la población joven, ahora no hay límite de edad. El curso pasado, sin ir más lejos, resolvieron 70 consultas. “Con sus respectivos seguimientos, porque no es un mensaje o una sesión y ya está”, recuerda. Aun así, comenta que todavía invierten más tiempo dando a conocer el servicio de asexoramiento público que con las consultas propiamente dicho. “Hay mucho desconocimiento y aún cuesta hablar de estos temas”, asegura.
Aparte de la indiferenciación entre atracción, enamoramiento y amor, Estonda comenta que también se suele preguntar habitualmente sobre cómo hacer frente a las rupturas. La sexóloga explica que el proceso de duelo se divide en cuatro fases. “La primera es la incredulidad, porque no te lo crees”, comenta. Es un momento en el que se piensa que todo va a seguir igual, cuando no es así. “Precisamente es esa ruptura con nuestra rutina y nuestros planes de futuro lo que más nos descoloca”, apunta Estonda.
La siguiente, una vez se admite la realidad de la ruptura, es caer en la rabia. “Después de la tempestad llega la depresión y, con ella, el y si yo hubiera o hubiese?”. Y así transcurre el tiempo hasta alcanzar la cuarta y última fase: “Es en la que aceptas lo sucedido y rehaces tu vida aprendiendo de lo vivido”.
Labor de acompañamiento Pese a todo, Estonda admite que su función en estos casos suele ser ofrecer un entorno seguro donde compartir las necesidades, los sentimientos y las dudas del afectado más que ofrecer consejos concretos. “Poco puedes hacer, ya que se trata de un proceso mental por el que uno ha de pasar por sí mismo”. Salvo en lo que respecta a poner límites. “Ir y volver varias veces no beneficia, por eso mismo hay que tomar una decisión y tirar para adelante con ella, algo con lo que nosotros ayudamos”.
Y del duelo a las nuevas tecnologías. Ana Ramírez de Ocáriz es sexóloga en la asexoría municipal de Gasteiz. Gestionada por el centro sexológico Emaize, ofrece un servicio que ya es mayor de edad con sus 18 años de experiencia. El curso pasado resolvieron alrededor de 1.000 consultas y además organizan charlas en los centros educativos sobre cómo inciden las nuevas tecnologías en la pareja. Después de todo, muchos problemas dentro de las relaciones amorosas se vehiculizan a través del móvil.
Una de las cuestiones que más tratan en este aspecto es el control que se ejerce mediante los dispositivos móviles. “Si me quieres tienes que dejarme ver tus whatsapps”, “cuándo te has conectado por última vez”, las claves, etc., son solo algunos ejemplos que se repiten muy a menudo, según la sexóloga. “Pero el móvil es un ámbito privado de cada persona y no de la pareja”, recuerda.
Otro aspecto serían los malentendidos que se dan en la comunicación a través de plataformas como Facebook o servicios de mensajería instantánea como Whatsapp. “Como no tenemos manera de ver a la persona con la que hablamos y cerciorarnos de su comunicación no verbal, surgen muchos conflictos, principalmente por interpretaciones incorrectas del mensaje”. No obstante, Ramírez de Ocáriz indica que lo que hay que trabajar no es lo que se encuentra en la superficie, sino lo que se arrastra en el fondo. “Normalmente, cuando empiezas a tirar del hilo puede salir de todo”.
Fuera aparte de estos tres ejemplos, las consultas que tratan las asexorías son muy variadas. “Muchas personas no vienen porque no saben lo que podemos atender”. Como rango de mejora, Ramírez de Ocáriz reivindica que en las consultas se haga hueco a la población anciana y, también, empezar a cubrir la educación, no desde charlas puntuales como las que realizan, sino de manera continua y asidua. “De lo contrario, se seguirá viniendo aquí cuando haya un problema, en vez de acudir antes de que este surja para prevenirlo”.
Entre los 22 y los 23 años. La media de edad de las personas que acuden a las ‘asexorías’ públicas de Euskadi ronda entre los 22 y los 23 años. Dependiendo de la misma las dudas también varían: mientras que los más jóvenes, de entre 14 y 16 años, buscan información sobre anticonceptivos, relaciones eróticas, etc., entre los 16 y los 30 suelen tratarse más habitualmente temas de relaciones de pareja. El grupo de edad intermedio acude por cualquiera de los ya mencionados tipos de consultas.
Por sexo. El 60% de las asistentes son mujeres y el 40% hombres. Asimismo, también hay una mayor tendencia a que ellas acudan más a la ‘asexoría’ físicamente, mientras que ellos suelen preferir utilizar otras vías, como el correo electrónico o las redes sociales.
Medios de atención. A día de hoy, el medio más usado continúa siendo el correo electrónico, si bien a partir de los 25 años los consultantes empiezan a acudir más a la asexoría física, sobre todo cuando se trata de dudas o de problemas de pareja.