donostia - Haga balance. ¿Cómo han cambiado las cosas para el Basque Culinary Center en estos cuatro años?
-Hemos crecido mucho. En estos años hemos creado un centro con una actividad muy amplia en formación, investigación e innovación, con una reputación nacional e internacional y donde trabajan actualmente 60 personas, además de muchos colaboradores.
¿Y para el sector de la gastronomía?
-Creo que hemos creado un centro para el futuro. Primero, porque estamos formando a profesionales con nuevas competencias. Además, estamos generando conocimiento e impulsando la innovación y el emprendimiento. Ayudaremos a desarrollar el potencial de generador de riqueza y empleo que tiene la gastronomía.
Uno de los éxitos que destacan es el haber logrado construir un ecosistema en torno al BCC. Explíqueme en qué consiste.
-En un conjunto de actividades articulado en torno a la Facultad de Ciencias Gastronómicas, el Centro de Investigación e Innovación y las actividades de promoción y eventos que organizamos. Realizamos muchos y diversos proyectos sobre la alimentación y la gastronomía. Además, creo que el tener un patronato donde participan cocineros, instituciones públicas, empresas privadas y entidades del conocimiento nos ayuda a tener esta diversidad.
Como director del centro, ¿qué supone para usted la graduación de estos 55 alumnos?
-Es una gran alegría y orgullo para todos los que trabajamos en el BCC, gestores y profesores. El cumplir un ciclo y materializar el modelo de formación por el que apostamos, una formación dirigida a abrir oportunidades profesionales y que tiene como ejes la interdisciplinariedad, el aprender haciendo y el desarrollo personal y trabajo en equipo, es muy satisfactorio.
¿Qué será ahora de ellos?
-Tendrán diferentes oportunidades profesionales. Muchos van a trabajar en las empresas en las que han realizado el proyecto fin de grado. Otros, han recibido ofertas de empleo y algunos emprenderán nuevos negocios. Tienen todo el futuro por delante.
¿Van a seguir teniendo alguna vinculación con el centro?
-Por supuesto. Somos una comunidad. Además ponemos en marcha la comunidad BCC Alumni que les facilitará ciertos servicios de apoyo para ir generando nuevas oportunidades.
¿Se dan por satisfechos? ¿Han cumplido todos sus objetivos?
-Aquí me acuerdo de lo que suele decir Pedro Subijana: “contentos sí, pero satisfechos no”. Hemos hecho un buen trabajo, pero hay todavía mucho por hacer y mejorar.
El BCC es un centro con proyección internacional. ¿Cómo lo ven fuera? ¿Y dentro?
-A nivel internacional, creo que nos ven como un centro pionero que está haciendo cosas que antes nadie había hecho. Nos lo dice la gente que nos visita y la gente que visitamos cuando viajamos al extranjero. Y aquí, cuando miras hacia atrás, creo que ha sido extraordinario crear un Centro con esta ambición en plena crisis y que proyecta a Euskadi al mundo vinculando la gastronomía y el conocimiento.
¿Hacia dónde van a dirigirse ahora? ¿Cuáles son los próximos retos del BCC?
-Consolidar lo que hemos creado, este ecosistema de innovación, y seguir desarrollando el potencial que tiene la alimentación y la gastronomía. Aquí y fuera.