Katmandú - Los nepalíes luchan por salir adelante entre la incertidumbre y las dificultades tras el terremoto de 7,8 grados que devastó el sábado el país, donde miles de personas se refugian en improvisadas tiendas de campaña y aumenta la frustración de la población por la lentitud de la respuesta del Gobierno. Al menos 4.252 muertos y 6.833 heridos es el último de los recuentos oficiales de víctimas que se anuncian hora a hora, haciendo que la tragedia adquiera unas dimensiones aún imposibles de calcular por parte de un Gobierno ya de por sí precario en uno de los países más pobres y subdesarrollados del mundo.
Los días después del peor seísmo que ha azotado el país asiático en casi un siglo, miles de personas permanecen en las calles de Katmandú, convertidas en hogares temporales para los que han perdido sus casas o para aquellos que tienen miedo de regresar a ellas a causa de las réplicas del terremoto. El hecho de que ayer el país no registrara ninguna réplica intensa no ha hecho olvidar el movimiento de 6,7 grados que el domingo desató el pánico entre la población y terminó de colapsar las comunicaciones en el país.
El Gobierno ha habilitado 15 refugios para la población, pero la respuesta oficial está siendo muy pobre y la gente ha tenido que recurrir a improvisar sus propias tiendas atando ropa o mantas, y a buscarse la comida y el agua. “No hay ayuda del Gobierno. El Ejército nos está dando agua, pero para conseguirla tienes que estar en la cola durante horas”, lamentó a Efe Manoj Sah, un residente de origen indio, al contar que la gente aguanta con fideos y con lo que puede conseguir, mientras los precios de los alimentos se han disparado y ya cuestan el doble.
Gautam Maharyam, un voluntario que trabaja en labores de rescate, lamentó la “poca capacidad de reacción” de su Gobierno y la insuficiente dotación de personas para dar respuesta a la catástrofe, y alertó de la falta de alimentos y agua. “Muchas personas no pudieron escapar del terremoto porque las casas están muy pegadas y no pudieron encontrar espacios abiertos”, explicó Maharyam. “Además, con el fuerte seísmo del domingo, algunas de las casas que ya estaban dañadas se vinieron abajo y eso asustó aún más a la gente”, añadió.
Precisamente, el Comité de Coordinación de Rescate en Desastres Naturales reclamó hoy a los jefes de distrito que reabran tiendas y mercados en las zonas afectadas y que distribuyan paquetes de ayuda a los más damnificados por el seísmo, según el canal de televisión nepalí Kantipur. El Gobierno mantiene movilizado a todo su personal en tareas de rescate y recuperación y trabaja para la reapertura de las carreteras en el valle central, mientras ha recuperado un 75 % del suministro eléctrico. El jefe de la Secretaría del Ejecutivo de Nepal, Leela Mani Poudyal, explicó que las carreteras que comunican con ciudades en las laderas de las montañas están muy deterioradas y que están trabajando para restablecer las comunicaciones.
Por su parte, el Ejército nepalí informó hoy de que quedan supervivientes atrapados en 19 puntos de Katmandú como hoteles, bancos y otros edificios, de acuerdo con el diario nepalí República. Al mismo tiempo, prosiguen las tareas de evacuación con helicópteros en el Everest, donde un número indeterminado de escaladores permanecen atrapados tras las avalanchas provocadas por el terremoto y que causaron la muerte de 22 personas, heridas a 51 y unas 200 continúan en paradero desconocido. “Tres helicópteros vuelan sin parar. Solo dos personas por vuelo debido a la gran altitud. Tiempo es bueno”, tuiteó el escalador rumano Alex Gavan desde el campamento base.
Entre los rescatados del campamento base se encuentra el español Javier Camacho. Otros países de la región siguen revisando también las cifras de muertos por el terremoto, que ya son 67 en la India, donde el Gobierno prepara campamentos de ayuda para recibir a damnificados por el sismo. En China la cifra de muertos ha subido a 25 personas, todas ellas en el Tíbet.
El grave seísmo afectó especialmente a ciudades de la prefectura de Xigaze en Tíbet, limítrofe con el país vecino, donde han sido reubicadas 24.800 personas, según los datos proporcionados por el centro de emergencias regional a la agencia oficial Xinhua. Unos 1.200 edificios se vinieron abajo en el Tíbet, epicentro de varias réplicas del seísmo nepalí, y sufrieron daños casi 10.000, además de 54 templos tibetanos. Los equipos de rescate están teniendo dificultades para acceder a algunas zonas a causa de la nieve y la lluvia, además del corte de carreteras provocado por los corrimientos de tierra y las avalanchas.
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Al menos 4.252 muertos y 6.833 heridos es el último de los recuentos oficiales de víctimas que se anuncian hora a hora, haciendo que la tragedia adquiera unas dimensiones aún imposibles de calcular.