Madrid - Cerca de 40.000 alumnos de 15 años de todas las comunidades participan desde ayer en una nueva edición de las pruebas PISA, el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos de la OCDE en el que se mide el nivel educativo de un país y cuya evaluación algunos solo utilizan como “arma arrojadiza”. Lo asegura el analista de la OCDE y miembro del equipo de PISA Pablo Zoido, que lleva desde 2008 trabajando en estas pruebas.

¿Cómo explicaría a los alumnos el valor de participar en PISA 2015?

-Esta prueba les dará una oportunidad para conocer de primera mano las competencias que la comunidad internacional considera como fundamentales para el día de mañana. PISA no es un examen, no tendrá ningún impacto sobre su desempeño escolar, no los evalúa ni a ellos individualmente ni a sus centros educativos ni a sus profesores. Pero sí que puede servirnos a todos para aprender sobre lo que se considera importante, lo que se valora en el mundo y que nos permitirá conocer el estado de la educación en nuestro país, tanto a nivel de sistema educativo como por comunidades autónomas. Además, PISA 2015 será la primera vez que participen todas las autonomías.

¿Cómo deben afrontar estas pruebas tanto los alumnos como los docentes y centros?

-Con ilusión, optimismo y, sobre todo, con muchas ganas de aprender. La evaluación no es más que una herramienta de aprendizaje y PISA proporciona una perspectiva internacional, permite aprender no ya de nuestros vecinos, sino de cualquier otro centro educativo. PISA también es el espejo en el que podemos mirarnos para decidir qué es lo que nos gusta, qué es lo que estamos haciendo bien y poder identificar errores o debilidades de las que podemos aprender. Hay que ser abiertos y tener la humildad suficiente como para reconocer que no somos los mejores en todo (ni tampoco los peores) y que podemos aprender de los demás. Las políticas educativas, las prácticas escolares, lo que se enseña y cómo se enseña en el colegio, y por supuesto, el trabajo diario de docentes y directores de escuela tiene un impacto muy importante en el desempeño de los alumnos en estas pruebas.

Este PISA hace especial hincapié en las competencias de Ciencias pero, ¿qué es lo que se intenta comprobar en general?

-Lo más interesante será comprobar los conocimientos y capacidades de los alumnos en toda una serie de nuevas competencias y áreas de conocimiento. El ordenador permite estudiar en profundidad la capacidad de los alumnos para diseñar y llevar a cabo experimentos en una serie de contextos simulados. Además, en esta edición también se evalúa la capacidad de los alumnos para trabajar en equipo, algo que hasta ahora no había sido posible a nivel internacional.

Esta edición por ordenador, ¿puede repercutir en el rendimiento del alumnado?

-En general, los estudiantes reaccionan con entusiasmo a las pruebas en ordenador porque son más interactivas, más entretenidas y también más estimulantes. La inmensa mayoría de los alumnos que participarán en PISA 2015 lo hará a través del ordenador, por lo tanto, lo importante es poder compararnos con las experiencias de otros países. En cualquier caso, la prueba está diseñada para que sea equivalente y comparable con la de papel y, gracias al detallado y riguroso piloto en el que participaron todos los países será posible determinar el rendimiento de los alumnos sin que les afecte el medio en el que se realiza la prueba.

Los resultados en PISA del Estado están por debajo de la media de la OCDE, ¿cree que mejorará en los próximos informes?

-No tengo una bola de cristal que me permita ver el futuro. Habrá que esperar a tener los resultados y entonces se iniciará todo un proceso de reflexión que nos permitirá analizar las fortalezas del sistema y aquellas áreas donde podemos aprender más de los otros participantes. Lo que espero es que aprovechemos esta oportunidad para aprender, para colaborar y, entre todos, buscar soluciones. Algunos solo utilizan la evaluación como arma arrojadiza o para señalar con el dedo y culpar a menganito o fulanito. No es posible aprobar o suspender PISA porque no es un examen, ni para el alumno ni para el docente ni la escuela ni siquiera para el sistema educativo. PISA no son ni las olimpiadas, ni el campeonato del mundo de la educación. Lo que demuestran los sistemas con mejores resultados y aquellos que han conseguido mejorar más rápidamente en las últimas pruebas PISA es que la mejora es una responsabilidad compartida entre todos y no el objetivo de un gobierno en particular, de un alumno, docente o centro individual. Todos, incluidas las familias, juegan un papel importante y sólo a través de políticas sostenibles, mantenidas a medio y largo plazo y que apoyan la mejora, será posible ir experimentando esta en la calidad, equidad y eficiencia de la educación y del aprendizaje que se verán reflejados en el desempeño de los alumnos en PISA.

¿Cuál debe ser el objetivo final?

-El objetivo, claro está, no es mejorar en PISA, si no lograr que los alumnos de 15 años, al final de la educación obligatoria, puedan demostrar que a través de la educación que han recibido en la escuela y fuera de ella han logrado aprender el conocimiento y desarrollar las habilidades que necesitarán el día de mañana para afrontar los retos del futuro y en particular de una sociedad mucho más compleja, mucho más interconectada y mucho más diversa de lo que podemos imaginar hoy en día.