Bilbao - Además de fundar el PNV y crear los símbolos que han forjado una conciencia nacional, Sabino Arana fue uno de los impulsores de la unificación del euskera (batua) como vía para su supervivencia. Y lo hizo en un contexto histórico en el que las lenguas propias eran relegadas de la esfera pública como consecuencia de la ideología nacida durante la Revolución Francesa (1794). Una corriente impulsada por los jacobinos por la que, en nombre de la igualdad, cada país solo podía tener una lengua oficial. El resto eran despreciadas. Y en España también. El pasado y los hitos que han marcado la evolución del euskera hasta nuestros días fueron ayer motivo de análisis en la sede bilbaína de Euskaltzandia, dentro del seminario organizado con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Sabino Arana.

La presentación de la jornada Denon Esku dago euskara biziaraztea corrió a cargo de Andres Urrutia, presidente de Euskaltzaindia; Juan Mari Atutxa, presidente de la Fundación Sabino Arana; y Josune Ariztondo, diputada de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia. El historiador Joseba Agirreazkuenaga, los filólogos Igone Etxebarria, Mikel Zalbide y Xabier Kintana, todo miembros de la Real Academia de la Lengua Vasca, fueron los encargados de exponer los diferentes aspectos de la lengua, comenzando por los prejuicios y actitudes relacionadas con el euskera desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, hasta las debilidades, amenazas y oportunidades que se abren a la lengua vasca en pleno siglo XXI.

Luces y sobras en la historia Agirreazkuenaga centró su intervención en los aspectos históricos, políticos y culturales que rodeaban al euskera, así como sobre la oficialidad de las lenguas en el periodo comprendido entre 1794 y 1919, año en el que se redactó un proyecto de Estatuto de Autonomía. Asimismo, disertó acerca de la convivencia de dos corrientes dentro del nacionalismo de finales del XIX que, de un lado, reclamaba la unificación del euskera y, de otro, su adaptación a la modernidad. Igone Etxebarria ahondó en la contribución de Sabino Arana en la construcción de la idea de que sin euskera no hay Euskadi. Según la académica, el renacimiento de la cultura vasca que se vivió a principios del siglo XX le debe mucho al de Abando.

Por su parte, Mikel Zalbide explicó en su conferencia Planificación lingüística del siglo XX a la luz del intento de 1901 de Sabino Arana, cómo los postulados de Arana para actualizar y hacer necesario el euskera, expuestas en el Congreso de Hendaia de 1901, marcaron los esfuerzos posteriores en el ámbito de la planificación lingüística.

Y Xabier Kintana destacó que el proceso de unificación y modernización del euskera han propiciado su consolidación como lengua de la cultura y de la enseñanza. No obstante, alertó de los riesgos actuales. En este sentido dijo: “Mientras no se consiga ofrecer un trato igualitario a las dos lenguas oficiales del País Vasco, los ciudadanos que desean vivir en euskera continuarán discriminados en su propio país”.