GRANADA. La Fiscalía atribuye al procesado, José Luis M.O., un delito de atentado y una falta de lesiones, por lo que solicita para él un año y seis meses de prisión, multa de 720 euros, y el pago de una indemnización a su víctima de 9.000 euros.

En el caso también está personada como acusación particular la Abogacía del Estado, que reclama tres años y medio de cárcel por un delito de atentado y otro de lesiones, y, como acusación popular, la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra), colectivo profesional que engloba a casi todos los examinadores de España, y que pide, por un delito de atentado y dos faltas, de amenazas y lesiones, dos años de prisión, multas de un total de 960 euros, 12.000 euros de indemnización y el pago de las costas.

Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, al que ha tenido acceso Europa Press, los hechos se remontan al día 24 de septiembre de 2013, cuando sobre las 11, 30 horas el examinador de la DGT desempeñaba su labor en la Avenida García Lorca de Granada.

Por ello se subió al coche del acusado con la finalidad de practicar el examen a un alumno, pero, en el transcurso de la prueba, se originó una discusión entre el profesor de autoescuela y el examinador por lo que el coche paró. El examinador intentó bajarse, pero el procesado lo hizo antes y se colocó delante del denunciante, que estaba sentado en el asiento trasero y le cogió del cuello fuertemente al mismo tiempo que le insultaba y amenazaba con palabras tales como "te tengo que quitar la vida, por mis hijos que te tengo que matar".

El alumno medió y consiguió separar al agresor y la víctima, que sufrió lesiones consistentes en eritema con marcas de dedos en cuello, equimosis en zona lateral izquierda de tráquea, y trastorno ansioso depresivo y ha estado en tratamiento psicológico especializado.

Según ha informado a Europa Press el abogado que representa a Asextra, Benjamín Cortés, el juicio ya fue suspendido con anterioridad, el pasado 20 de noviembre de 2014 por incomparecencia del principal testigo, el alumno, que estaba embarcado en un crucero como trabajador.