Al menos dos veces al año la Luna pasa durante unas horas por delante del Sol. No siempre esta conjunción es completa, y no se puede ver desde todos los lugares de la Tierra, porque la Luna está 400 veces más cerca que el Sol, pero es 400 veces más pequeña. Así que solo cuando esta danza se produce en el momento adecuado podemos ver cómo el día se convierte en noche durante unos pocos minutos. Esto sucederá en la mañana de mañana, viernes 20 de marzo, para quienes estén en las islas Feroe, entre Escocia e Islandia, o en las islas Svalbard, al norte de Noruega. En el resto de Europa solo podremos ver un eclipse parcial, de manera que a lo largo de poco más de dos horas veremos cómo al disco solar le va faltando un fragmento cada vez mayor, hasta llegar a un 70% del total. Esto quiere decir que tendremos menos luz, pero no se llegará a hacer de noche.
En todas las culturas se pensó que algo extraño sucedía en el cielo cuando se producía un eclipse: o que los dioses se enfadaban, o que eran devorados por bestias celestes. Aunque los cálculos precisos de los eclipses no se hicieron hasta hace dos siglos, por el matemático y astrónomo alemán Fiedrich Wilhem Bessel, ya los astrónomos babilonios, los egipcios o, en el otro lado del Atlántico los aztecas y mayas, eran capaces de hacer cálculos sobre cuándo se iba a producir la conjunción celeste entre el Sol y la Luna.
Aun así los eclipses siguieron, y siguen, fascinando a la humanidad. Gracias a su estudio hemos podido conocer mejor cómo funcionan las estrellas como el Sol. En 1866 un eclipse total de Sol permitió el descubrimiento de un nuevo elemento, desconocido: el Helio, cuya luz fue detectada en la cromosfera solar durante un eclipse por Jules Janssen, treinta años antes de poder ser descubierto en un laboratorio en la Tierra.
Y hace casi un siglo, el gran físico inglés Arthur Eddington comprobó durante un eclipse total de Sol cómo las teorías de Einstein sobre la curvatura de la luz eran correctas, confirmando la Relatividad General: la luz de las estrellas que estaban detrás del disco solar era visible durante el eclipse porque sus rayos de luz se habían curvado por la atracción de la gravedad solar.
20 DE MARZO DE 2015 En la mañana de mañana viernes se produce un eclipse de Sol que será observable también desde Álava. La Luna ocultará el 70% del disco solar en el momento del máximo eclipse, a las 10:15. El tránsito de la Luna delante del Sol comenzará a las 9:10 y finalizará a las 11:25. El aspecto del Sol cambia a lo largo de todo este tiempo porque debemos recordar que es la Luna la que parece adelantar al Sol desde el oeste (su derecha) hacia el este (su izquierda).
Pero a la vez la rotación terrestre hace que la posición del Sol vaya cambiando. Y, aunque sea el movimiento más lento, también la Tierra al desplazarse en su revolución anual alrededor del Sol produce un cambio adicional. Esto hace que cada eclipse, aunque se repitan cada 18 años, 11 días y 8 horas (un periodo de tiempo que se denomina Saros) la misma configuración de los tres astros, sea diferente.
OBSERVACIÓN SEGURA No se debe mirar directamente al Sol sin una protección adecuada, porque esto podría provocar ceguera total en sólo unos pocos segundos. Una protección insuficiente puede dañar también la córnea o la retina: se deben usar siempre filtros ópticos adecuados. Incluso el uso de gafas de eclipse debe ser solo para breves momentos, con pausas de un minuto cada medio minuto de observación. Es más sencillo proyectar la imagen del Sol a través de un sistema sencillo, como el que proporciona una cámara oscura: una caja con un pequeño orificio hecho con una chincheta es suficiente.