Vitoria - Distracciones al volante, salidas de calzada, velocidad excesiva o conducción temeraria son las causas que habitualmente finiquitan los expedientes abiertos tras un accidente de tráfico o una simple infracción. Sin embargo, en muchas ocasiones, esos múltiples motivos encubren y silencian otros factores determinantes: el consumo de alcohol y de sustancias estupefacientes ya que, además de mermar la capacidad de reacción del conductor ocasionan alteraciones en el sistema nervioso y, por consiguiente, allanan el terreno para poder tener un accidente o, aún peor, provocarlo.
Los datos correspondientes al pasado año facilitados ayer por la Ertzaintza -se realizaron 96.403 controles de alcoholemia y 3.635 de detección de drogas- confirman, por ejemplo, que cuando una persona conductora es sometida a una de estas pruebas después de haber cometido una infracción mientras circulaba da positivo en el 92% de los casos. De los 808 test de alcoholemia practicados por este motivo, 749 arrojaron una tasa superior a la permitida; y de las 117 piruletas chupeteadas por los implicados en algún suceso, 108 contenían trazas de alguna droga o de varias, cannabis y cocaína principalmente.
Por eso, tanto la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco como otras voces expertas en materia de seguridad vial insistían ayer en la necesidad de redoblar esfuerzos y de fomentar la concienciación para tratar de reducir esas tasas. Así lo expresaba Garbiñe Sáez Molinuevo (directora de Tráfico) tras la presentación de los resultados estadísticos sobre las campañas y controles desplegados en las carreteras vascas a lo largo de 2014. “Es reseñable el alto porcentaje de positivos por consumo de drogas [uno de cada cinco conductores dio positivo]. Durante años, desde el Gobierno Vasco se han fomentado campañas contra el consumo de alcohol. Tenemos que seguir con esta labor, pero sin perder de vista y haciendo hincapié en el consumo de estupefacientes”, subrayaba Sáez Molinuevo.
En una línea similar se manifestaba Luis Murguía, asesor de movilidad y seguridad vial del RACVN quien, además, se mostraba partidario de aumentar de forma paulatina la cantidad de controles de detección de drogas en la red viaria vasca y no solo en puntos concretos de la misma. “Sería muy importante y sería deseable que se hicieran más controles de ese tipo porque se ve que aparece mucho cuando se registra un accidente”, resumía Murguía.
De hecho, los controles aleatorios para detectar el consumo de sustancias estupefacientes se incrementaron un 34% durante 2014 en comparación con el ejercicio de 2013. Además, el nuevo Plan Estratégico de Seguridad Vial de la CAV 2015-2020 también contempla un incremento de los controles preventivos como una de las líneas maestras.
Y a lo largo de este año la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco pretende continuar intensificando las campañas de sensibilización para evitar la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas. La primera semana de enero, por ejemplo, se realizaron 219 controles en los que 2.035 personas tuvieron que soplar y 130 pasar el test de detección de sustancias. Los positivos por alcohol fueron 31 (1,5%) y por estupefacientes 21 (16,2%). Y todavía quedan hasta cinco campañas más hasta finales de año, además de los controles aleatorios que las patrullas de la Ertzaintza desplegarán en la red viaria vasca, avanzó Sáez Molinuevo.
Y es que, como decía hace tiempo el fiscal general de seguridad Vial, Bartolomé Vargas, “es bueno que los conductores sepan que se hacen controles todos los días porque eso condiciona su comportamiento”. En cualquier caso, los especialistas en seguridad vial insisten en que la madurez y la concienciación de la persona al volante debe ser el factor clave para reducir las tasas de siniestralidad. Así lo recordaba ayer la directora de Tráfico del Gobierno Vasco, quien acentuaba que “tenemos que hacer responsables a la persona conductora que el ‘Yo controlo’ no es compatible con la conducción porque es peligroso para la propia persona y también para quienes se encuentran con ella en la carretera”.
A juicio de Murguía, el hecho de ponerse a los mandos de un vehículo es una actividad “compleja que necesita gran parte de nuestro cerebro. El problema es que lo hemos banalizado y vamos en automático. Y además sobrevaloramos nuestra capacidad al volante. Todo el mundo piensa que conduce mejor de lo que realmente lo hace y si encima estás bebido o drogado, pues? Porque cuando estás al volante estás continuamente recibiendo información y actuando en función de esa información: por la derecha me viene un coche, el semáforo en rojo, allí un peatón... Tu cerebro tiene que reaccionar. Si no estás en plenas facultades se pierde capacidad y eficacia para reaccionar y gestionar esos datos que nos rodean”, describía.
El año pasado se efectuaron 96.403 pruebas de alcoholemia y 3.635 de detección de drogas. En el primero de los casos, 3.176 dieron positivo (3,2%). En el caso de las drogas, en los 3.089 controles aleatorios realizados hubo 629 positivos; y en las pruebas específicas sobre estupefacientes, de los 546 controles practicados 69 fueron positivos. En total, el 19,2% del total de los test realizados contenían restos de drogas.