MADRID. Actualmente no existe ninguna prueba que permita confirmar la presencia de esta enfermedad neurodegenerativa, cuyo diagnóstico suele basarse en la detección de determinados síntomas y el uso de técnicas de imagen cerebral para descartar otros trastornos. Lo que hace que, en muchos casos, su diagnóstico se produzca cuando la enfermedad ya está avanzada.
Los expertos defienden que un diagnóstico precoz es clave ya que permite comenzar a tratar la enfermedad cuanto antes, de ahí que lleven años buscando diferentes mecanismos para mejorar su detección.
El trabajo se ha centrado en la pérdida progresiva de células nerviosas del cerebro y en la "huella química" que deja en el organismo para desarrollar test de diagnóstico.
Para ello han buscado biomarcadores en sangre, líquido encefalorraquídeo y aliento exhalado, donde han encontrado algunos compuestos orgánicos volátiles (COV) que podrían alertar del deterioro cerebral que se está produciendo.
En un primer ensayo clínico en Israel con 57 personas, el test permitió identificar a aquellos que habían desarrollado la enfermedad e incluso distinguir entre diferentes subtipos, en función de la presencia y cantidad de los diferentes compuestos orgánicos, de ahí que ahora estén barajando repetir la prueba a mayor escala para confirmar su eficacia.
El objetivo del trabajo, que se realizará en Inglaterra con la asociación benéfica Parkinson UK, es conseguir al menos 200 voluntarios, para poder identificar "nuevos biomarcadores que permitan detectar a los pacientes incluso antes", ha reconocido a la BBC Simon Stott, uno de los impulsores de este hallazgo.
"Una prueba de aliento sería muy atractiva porque es no es invasiva ni dolorosa, y se puede hacer en cuestión de segundos. Y aunque no reemplazaría lo que los médicos ya hacen, sí puede ser una herramienta útil de diagnóstico que les sirva de ayuda", ha reconocido.