A finales de octubre la consejera de Educación presentó a los agentes educativos y sociales el borrador de los decretos curriculares de Educación Básica del proyecto Heziberri 2020 que conducirá a la Ley Vasca de Educación. El Gabinete de Cristina Uriarte abrió el texto que debe desarrollar la Lomce en Euskadi a las aportaciones del sector, siendo consciente de que podía romper la paz social de la que ha gozado hasta hora. Esas sospechas se han confirmado. Y “decepción” es la palabra más escuchada los últimos días en el mundo educativo.
Uriarte se ha quedado prácticamente sola en la defensa del borrador del Currículum Vasco ya que todos los sindicatos, las familias, la asociación de directores y centros de Infantil y Primaria de la pública y las ikastolas rechazan el texto. PSE y EH Bildu han pedido su retirada mientras al Departamento le ha salido una novia inesperada, el Partido Popular. Con matices, parece que apoyará el texto.
Aunque en el conflicto confluyen intereses particulares de diversa índole -incluso contrarios- hay un tronco común que recorre esta corriente crítica. Los agentes coinciden en que el borrador traslada a la escuela vasca la Lomce y asume el control del Gobierno español a través de las reválidas. Ello supondría una renuncia implícita a seguir mejorando un modelo educativo propio. En segundo lugar, está la cuestión lingüística. En opinión del mundo educativo, el plurilingüismo es insuficiente para garantizar el bilingüismo real y avanzar en el trilingüismo de forma equitativa. Exigen un tratamiento integrado de las lenguas que supere el actual sistema de modelos lingüísticos y esté claro, desde la letra del decreto, cuáles son los objetivos lingüísticos que debe alcanzar el alumnado al final de la ESO en las tres lenguas. Y por último, y quizás sea la razón más peliaguda, está el problema de la financiación. La red pública observa con recelo el Currículum -y aún más la Ley Vasca de Educación- por cuanto que pudiera suponer un intento por sobrefinanciar a la red concertada. Y es que, se podrían abrir vías de subvención a estos centros al margen del concierto educativo.
“Las aportaciones son críticas pero lo importante es la participación y ver si entre todos somos capaces de cerrar un buen acuerdo”. La consejera reaccionaba así recientemente a la lluvia de reproches que está cayendo sobre el proyecto curricular. Uriarte destacó que se trata de un texto vivo y respondió con un “sí” rotundo, preguntada por la posibilidad de modificar el texto. “Vamos a intentar recoger y conseguir un documento que de respuesta (a las aportaciones). Y cuando lo consigamos habrá que aprobarlo en el Consejo de Gobierno porque, al fin y al cabo, la elaboración de un Curriculum es competencia exclusiva del Gobierno”. Y así recordó su línea roja: “Garantizar la seguridad jurídica del alumnado”.